En aquella mañana del naciente otoño me había arriesgado a cruzar los límites fronterizos de Kaskarilleira y asomarme a ese abismo de degradación que la circunda más allá del cinturón de autovías. Polígonos industriales, almacenes chinos, puticlubs, chimeneas, vertederos incontrolados y un sin fin de naturalezas muertas. Allí, en medio de un barrizal salpimentado de hierba, pacía inalterable una vaca escuálida, singular resto suburbano de la imponente raza rubia que dominaba el país antes de que el vil metal nos trajese a esos hinchados bóvidos holandeses productores de leche.
La vaca pacía y yo la miraba.
Yo la miraba mientras ella pacía.
Finalmente, levantó la cabeza en mi dirección y de forma sorpresiva, me guiñó un ojo.
Soy consciente de mi natural atractivo, reconocido tanto por tirias como por troyanas, pero me sorprendió el gesto del animal habida cuenta de que mis relaciones con esos cornúpetas nunca han traspasado los límites de la pura cortesía.
Como además de guapo, soy un aguerrido detective privado, me adentré intrigado en el cochambroso pastizal en pos de la dama. No estaba ni a un metro de la interfecta, cuando la muy furcia giro sobre si misma y se largó parsimoniosamente. En ese momento, di un paso tras ella, perdí el equilibrio y caí hacia abajo.
Aquella era una trampa miserable. Debajo de la hierba había un enorme agujero que me tragó en un segundo.
Bajé lo indecible por aquel abismo funesto mientras mi dignidad revoloteaba conmigo, cual vestido de Alicia en similar situación.
Caí de culo sobre un terreno pastoso. Más pringoso que pastoso a decir verdad.
Lo toque y un mejunje blanco me manchó los dedos.
Parecía merengue.
Era, sin duda, merengue.
Estaba sentado sobre una enorme tarta de merengue de varios pisos mientras alrededor unos extraños hombrecillos de color verde levantaban sus escuetos brazos hacia mí. Vestían esmoquin carmesí, lucían unas inmensas orejas de conejo pero parecían felices.
- Una vil emboscada-farfullé mientras intentaba deslizar mi mano manchada dentro de la chaqueta para encontrar la cartuchera de mi adorada Magnum.
- No se precipite en tomar conclusiones, detective Arou. No tiene nada que temer de nosotros. Esta es nuestra forma de darle la bienvenida a Ananía. -el que hablaba era un tipo aparentemente semejante a los otros pero con la peculiaridad de poseer una extraña mata de pelo violeta donde los otros ostentaban el cráneo desnudo. Prosiguió su perorata:
- Soy Gfunderkaltstesick aunque ustedes los de arriba me suelen llamar Xan das Covas. Así lo hacía el hombre en quien confiamos antes de usted llegase. (Ver Confesións dun superheroe) Pobre muchacho, al final como superhéroe no dio la talla esperada. Era un obseso del trabajo fijo. Prefirió devolvernos la capa, el traje de gaitero y ponerse a estudiar para conseguir un puesto administrativo en nosequé universidad. ¿De que están hechos los hombres de su generación? ¿Cómo pueden renunciar a la gloria por una miserable seguridad profesional? ¿Es que cuando mueran alguien va a colocar en sus lápidas "Subjefe del negociado 3º de la Sección de Nóminas. Grupo A"? ¿No tienen sangre en las entrañas? Usted al menos parece tener agallas.
- No tengo nada que perder. Todo me parece una mierda.
- Ahora si que parece una mierda. Salga de ahí y quítese esa ropa manchada. Pero antes...-calló subitamente, callaron los demás y un silencio ominoso recorrió aquella galería subterránea. Me decidí a romper el silencio:
- ¿Antes?
- Sí, antes quiero hacerle una pregunta trascendente y que nos mantiene en la zozobra a todos los habitantes de la Ananía: ¿es cierto que hemos bajado a Segunda?
- ¿Se refiere usted al Dep...?
- ¿A quién me voy a referir si no?-dijo el enano alterado.
- Pues sí, estamos en Segunda y aún así, no somos los primeros.
- ¡Mierda! ¿Qué coño han hecho con el elixir que les metimos en el licorcafé?
Es curioso este país de la vaca que guiña, sus habitantes confían tampoco en sus capacidades que únicamente buscan un puesto fijo donde nunca puedan ser expulsados. Se olvidan de que sus predecesores murieron y quieren ignorar que ellos tambien lo harán, desprecian en muchos casos su vida y las vicisitudes que les pudiera traer. Envueltos en la seguridad intentan tapar, algunas veces, su miedos. Ellos se lo pierden.
ResponderEliminarEl fútbol es lo más importante y lo fundamental para el desarrollo de un sociedad, los bizantinos tenían el hipódromo con las Ligas Verdes y Azules, aquí tenemos lo nuestro...
Sea como sea, siempre habrá algo que mantenga a los seres reales e imaginarios esclavos de algo banal e intrascendente....
ResponderEliminarLas vacas guiñan los ojos a todo el mundo. No entienden de fidelidades.
Un beso, Krapps
Novicia, me dejas asombrado.... pobre toro enamorado de la luna...ahora lo entiendo, se enamoro de una vaca y esta le traiciono; por eso se enamoro de la luna (que no tiene ojos)...
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ResponderEliminarYo tenía en el insti, un profesor de ciencias que decía que no había nada más tierno que la mirada de una vaca.
ResponderEliminarCosas de asturianos...
La tarta de merengue/trampa, viene a atrapar al detective tanto como el fútbol al resto de mortales.
Somos así.
Si es que siempre habrá una vaca mientras queden cuatro hierbas entre unos polígonos y otros; más dificil es que sea rubia, ya que como bien dice usted nos han invadido las fábricas de leche con patas. Pero no seamos racistas, que está mal visto.
ResponderEliminarLo que sí tengo que reconocer es que esta con la que usted ameniza su post es encantadora: simpática, sugerente... psicodélica.
Y lo del Dep... hombre, yo no soy muy futbolero, pero lo siento: espero que vuelva a Primera antes que el Celta.
Aunque a Lendoiro podrían hacerle una visita, usted y su Magnum.
En los comienzos de este blog dedique una serie de entradas a una especie de superhéroe cómico llamado Ultragallego, o Ultragalego ya que eran textos escritos en ese idioma. Hice varios capítulos, uno dedicado a Fraga y el Prestige, otro a la extraña aparición del fantasma de Franco en el Pazo de Meirás etc...Como suele pasar en las series publicadas en los blogs me acabé cansando, a pesar de que cada capítulo no tenía continuidad con el siguiente.
ResponderEliminarAhora decidí retomar a aquel personaje para comentar que dejó la capa y el traje de superhéroe para llevar una vida normal de opositor a puesto fijo en la administración. Cosa nada extraña, Temujin.
El tema del fútbol es usado a veces como signo de reconocimiento mutuo entre personas diferentes. Gente de una ciudad a la que no le gusta el fútbol no deja de preguntar por el resultado del partido al futbolero que pasa por delante con la bufanda o la camiseta puesta.
Me he divertido con este relato y eso que la vaca no se llama Lupita...
ResponderEliminarAborrezco el merengue y no descarto que esta sea la causa de mi escasa simpatía por el Realísimo Madrid...
Siento lo del descenso del Deprtivo porque eso os provoca a los forofos una cierta animadversión hacia otros colores con brillo más que notorio...
Espero que al final el Depor acabe siendo cabeza de ratón ya que no supo ser cola de león...
Hay ciertas grandes verdades detrás de aparentes banalidades y viceversa, Novicia. En todo caso el mejor plato requiere una guarnición de patatas para que sea mas delicioso. Prometo comentarte mi experiencia cuando una vaca tenga a bien guiñarme un ojo.
ResponderEliminar¿La luna no tiene ojos, Temujin. estás seguro?
Mira con los tuyos: http://comunidad.uem.es/blogfiles/arodriguez/melies.gif
...y gallegos, Tesa. Por aquí hay un gran respeto a las vacas, sabemos de su sabiduría profunda y en el mundo rural son mucho más que un medio de vida. Hay toda una cultura alrededor de las vacas en todo el norte de España que debe venir del Neolítico. Nada que ver con esos pobres bichos almacenados en espantosos establos día y noche. Pero la naturaleza es sabia y se venga de nosotros haciendo que los humanos seamos cada vez más intolerantes a la leche animal.
ResponderEliminarEl fútbol atrapa pero identifica y todos necesitamos identificarnos para no andar a tientas en la oscuridad.
Bien sabes que no es racismo amigo Paseante, pero donde esté una vaca marela que se quiten esas otras que seguro que ni conocen el idioma de los antiguos ni el lenguaje secreto de la gente menuda que vive en las fuentes, en las despensas, bajo tierra o en los rincones más apartados de las fragas antiguas.
ResponderEliminarNo desdeñes la posibilidad de una visita a Lendoiro o a algún otro alter ego. Creo que este muchacho ha cogido confianza y a lo mejor los enanos encuentran en él nuevas y fecundas posibilidades redentoras.
En Galicia las vacas se las llama según el color: Marela, Pinta, Moura, Toura o Paloma. Yo a Lupita la veo más bien en México, Luis
ResponderEliminarNo creas, la afición del Depor es muy fiel -ahora hay más socios que en Primera- y nada envidiosa de las luces ajenas ...si son de buena fe. Ahora bien, a mi me ha dejado preocupado lo del elixir en el licorcafé, imagínate que se haya quedado con él alguno de esos tremebundos equipos con derecho de pernada.
Al final lo que rige el fútbol es la pela, palabra al parecer catalana.
Deliciosa historia sicodélica... hmmm se echan de menos en estos tiempos de vulgaridad.
ResponderEliminarGracias por esta pastillita de LSD virtual.
Gracias, Rrío, amenazo con darle continuidad.
ResponderEliminarHabrá que hablar con Panoramix.
ResponderEliminarAh, y vivan las "marelas"!!! Dí que sí.
Aquí en la Galia Inferior, que no quiere decir de menor categoría, disponemos de una enorme cantidad de druidas de toda laya y condición: unos grandes y barbudos, otros pequeños -mínimos- y lampiños. Y elixires para todos los gustos. Además sobrepasamos el millón de vacas, mal que le pese a la Unión Europea.
ResponderEliminarNo sabía que sabías tanto de vacas - y valga la redundancia. Lo de Marela, Pinta, Moura y Toura me suena a Oros, Copas, Espadas y Bastos... He tardado: no me salían los Oros
ResponderEliminar¿Pero cómo se uede mezclar Alicia con el fútbol?
Y respecto al merengue, esos merengues secos, que comíamos cuando éramos pequeños, en no me acuerdo qué sitio se llaman suspiros y están deliciosos. pero vamos, a falta de merengue, chocolate con almendras no viene mal.
Es que uso el manual de la Wakapedia para informarme al respecto. Por favor, no lo confundas con el Waka wakapedia que es un producto exclusivo de la chica colombiana tan en la onda.
ResponderEliminarTe explico la relación del fútbol con Alicia. Resulta que Lewis Carroll su autor, estudió en Rugby y en Oxford mientras que las reglas del fútbol se establecieron en un pub de Cambridge la universidad rival. ¿Y a que no sabes como llamaron a su deporte los disidentes que decidieron seguir cogiendo el bicho con las manos y no con los pies como exigían esas reglas? Efectivamente, Rugby. Por entonces andaba por allí nuestro reverendo.
¿No querrás que nuestro pobre detective reciba un daño terrible al caer encima de un montón de chocolate con almendras que debe como cemento con gravilla por lo menos?
El bicho de tu explicación, el que cogían con las manos es el balón ¿no? Ahí ya no estamos hablando de vacas, creo.
ResponderEliminarOf course, Angie, of course.
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