27 diciembre 2009

Sobre cómo sobrevivir al vértigo del tiempo

Respira hondo antes de hacerle frente. 
Agárralo por las solapas-calendario.
Contémplalo con desdén, pero sin abismarte en su iris. Su mirada mortal podría succionarte sin remedio a un lugar sin puerta de salida. 
Dile lo que piensas. Lo que siempre has creído de él. 
De sus  desmanes. De su burda rueda mortal. 
Cuando se lo hayas dicho todo. Sal de ahí. 
Huye afuera sin esperar respuesta.
Pero sobre todo, arroja tu reloj de pulsera y ni se te ocurra celebrar el Año Nuevo.
 

13 diciembre 2009

¿Hotel o tonel?


Ensordecido por el ruido de mis contemporáneos, avanzaba sonámbulo por la Avenida de la Cordura. Casi sin darme cuenta había recorrido más de la mitad de mi trayecto y solo ahora  era consciente de caminar por una senda excesivamente recta, aburrida y previsible. Como no sabía como distraerme, decidí dar rienda suelta a mi mirada dejando que pastase libre por los callejones oscuros de las esquinas. En uno de ellos me llamó la atención un objeto de madera cilíndrica que me guiñaba un ojo.
  • Vaya, -pensé- un tonel invitándome a que descubra sus secretos. Eso no es habitual en esta atestada avenida. 
Allí me fui yo, tras el tonel. Llegue a su altura, le hice una reverencia y me metí dentro. Bajé como cuatro o cinco escalones y me encontré en una lujosa habitación color lila, iluminada por  tres lámparas de araña. Había una gran cama de matrimonio en el centro y enfrente, un amplio espacio cubierto por una cortina también de color lila.  Al otro lado, cerca de un vigoroso armario,  una puerta debía de conducir a otra instancia, quizás el cuarto de baño.
  • Me gusta el lila, aunque esté de moda. 
Encima del cabecero de la cama descubrí varios interruptores. Le di al primero y al segundo, me respondió una voz:
  • Servicio de habitaciones, dígame. 
  • Estoy contrariado, señorita. Entré en un tonel y ahora me encuentro en un hotel. Una suite de lujo, oiga; pero no es el tonel que despertó mi curiosidad e hizo que variase mi ruta.
  • No se venga abajo con tanta facilidad. Dele al botón verde, el que está al lado del que ha apretado antes, y verá.
  • ¿Qué veré?
  • Verá.
Al darle al botón, se abrieron automáticamente las cortinas y vi el camino desde el que había llegado, ahora radiante de optimismo. Llamé otra vez al servicio de habitaciones.
  • Servicio de habitaciones, dígame. 
  • Señorita, soy el sonámbulo de antes. Mire, es que ahí fuera algo ha cambiado. La avenida parece distinta desde este ventanal. No es como la recuerdo. 
  • Claro, ahora tiene color. A usted le habían convencido de que las cosas eran oscuras o claras. Nada más. Acaba de descubrir que hay muchas otras gamas posibles.
  • ¿Entonces, me habían engañado?
  • Me temo que sí, doctor. Para ellos es más cómodo enseñar que la vida solo usa dos colores, así no tienen que dar demasiadas explicaciones. 
  • ¿Ellos? ¿Quienes son ellos? 
  • Los que le han convencido de que un hotel es un tonel. Los mismos que le convencieron para andar hasta el final de la avenida, sin preguntar el motivo.
  • Ahora se las pediré.
  • Déjelos. Han quedado atrás. Usted está en otra historia. Acomódese. Aquí tiene todo lo que necesita para llevar una vida apacible.
  • Señorita, ¡pero es que  tampoco sé ahora donde estoy!
  • No hay problema en decírselo, señor doctor. Está usted en el hotel de Diógenes.
  • ¿Pero no era un tonel?
  • No caballero, ese es parte de la mentira que le contaron. Hacer creer que es angosto tonel. lo que a todas luces es un hermoso y confortable hotel.

07 diciembre 2009

El show debe seguir, la fábrica no puede parar.



"Casi 39 años después de la clamorosa muerte de Luigi Tenco, el famoso cantante italiano que, a los 29 años, tras verse derrotado en el festival de San Remo, decidió quitarse la vida, un magistrado italiano decidió reabrir el caso. "Molestaremos la paz del pobre Luigi Tenco por amor a la historia de la música", anunció el fiscal Mariano Gagliano, que en el marco de una nueva investigación ordenó que a principios de enero se exhume el cadáver del artista.

El fiscal adelantó que la nueva investigación no aportará novedades espectaculares. Pero, al menos, despejará todas las dudas que siempre rodearon su muerte. Esta, en efecto, fue un hecho trágico que conmovió a los italianos, y que la magistratura, al parecer presionada, quiso cerrar rápido, a las apuradas, porque "el show (en este caso, el Festival, debe seguir)".

Así, se trató de una muerte mal investigada, y archivada de inmediato como suicidio, sobre la cual se tejieron miles de hipótesis y leyendas. Tenco se pegó un tiro de una pistola Walter Ppk calibre 7,65 en la madrugada del 27 de enero de 1967. Su cuerpo fue hallado en el piso de la habitación 219 del lujoso hotel Savoy de San Remo por su mujer del momento, la cantante francesa Dalida (que también se suicidó, en 1987).  

Dalida había cantado junto con Tenco en San Remo Ciao amore Ciao, un tema poco antes excluido de la final por un jurado popular. Esa noche, deprimido, Tenco había rechazado ir a cenar con ella y sus amigos. Se encerró en su cuarto de hotel, donde tomó grapa y Pronox, un calmante. A las 2.10 de la madrugada, la mujer hizo el macabro hallazgo en la habitación del hotel.
A las 2.45, el cadáver fue llevado a la morgue. Y poco más tarde, a las 3.30 de la mañana, fue nuevamente trasladado al cuarto 219 del hotel Savoy, el escenario de los hechos, para que los periodistas pudieran sacarle fotos... Algo considerado hoy no sólo una grotesca puesta en escena.
Al margen de esto, nunca se hizo una autopsia, ni una prueba de parafina, ni tampoco un sumario de reconocimiento del escenario del crimen. Tampoco nadie se explica por qué en las fotos del cadáver se deduce que Tenco se disparó sobre el lado izquierdo del rostro, cuando él no era zurdo.
Lo cierto es que en la habitación se halló una nota manuscrita por Tenco -jamás analizada-, que explicaba el porqué del suicidio:"Hago esto no porque estoy cansado de la vida (todo lo contrario), sino como un acto de protesta en contra del público que manda a la final ´Io tu e le rose´ (otro tema presentado en el festival)... Ciao, Luigi". Esta carta será puesta bajo la lupa de peritos caligráficos. Según sus amigos, Tenco amaba demasiado la vida como para quitársela."

 (ROSSEND DOMENECH - EL PERIODICO - 27/12/2005)
(El caso fue archivado cuando el  fiscal no encontró nada relevante) 
La calle de siempre,
blanca como la sal
El grano que crece,
los campos que se aran.
Mirar cada día
si llueve o hace sol
para saber si mañana
se vive o se muere
y un buen día decir basta y largarse
Ciao amore, ciao amore
ciao amore ciao.
Marcharse lejos
a buscar otro mundo
decir adiós al patio
alejarse soñando
y luego mil calles
grises como el humo
en un mundo de luces
sentirse nadie
saltar cien años en un solo día
de los carros en el campo
a los aviones en el cielo
y no comprender nada
y tener ganas de volver a tu lado
Ciao amore, ciao amore, ciao amore ciao.
No saber hacer nada
en un mundo que sabe todo
y no tener un duro
ni siquiera para volver.
Ciao amore, Ciao amore, ciao amore ciao...




"Dalida murió el 3 de mayo de 1987 como consecuencia de una sobredosis de somníferos, en la soledad de su maravillosa casa de la rue d´Orchampt nº 11 bis, sita en el parisino barrio de Montmartre. Contaba 54 años. Seguía así la senda que también habían seguido sus tres grandes amores: Luigi Tenco (muerto en 1967), Lucien Morisse (primer esposo de Dalida, el cual se suicida en 1970) y Richard Chanfray (fallecido en 1983). Junto a su cuerpo se encontró una nota de despedida: Pardonnez-moi, la vie m'est insupportable (Perdónenme, la vida me es insoportable)." (WIKIPEDIA ESPAÑOL)

02 diciembre 2009

Dios está con nosotros

Hoy, 23 de agosto de 1492, es un día importante para la Ciudad Eterna. En esta gran explanada donde queremos ver construida muy pronto una nueva basílica, se han reunido miles de miniaturistas, copistas, editores y encuadernadores de todo el orbe cristiano con el objetivo de exigir a las autoridades que tomen medidas drásticas y urgentes en favor de la literatura manuscrita y en contra de la difusión y desarrollo de la imprenta. Su portavoz, el anciano monje Ludovicus Eduardus Autus declaró a los medios:
  • Si no tomamos medidas, en cinco años ésto desaparece. Si desaparecen los manuscritos desaparecerá la forma de vida de miles de personas y terminarán por desaparecer los propios libros entendidos a la manera tradicional. La única posible. La cultura no puede ser plebeya, ni ser tan barata, ni estar al alcance de cualquiera.
También ha manifestado:
  • Queremos que el Santo Padre se implique en esta cuestión y si es necesario que agote todas las vías posibles.
  • ¿Incluso aunque fuera a través de una posible excomunión o con la intervención del Santo Oficio?
  • Sí, creemos que la excomunión o la actuación de la Inquisición contra impresores y lectores de esos nauseabundos libros, podría ser una medida que asegurara que el invento de ese diablo tedesco llamado Gutenberg no termine por acabar con nuestra ingente labor en favor de de la humanidad cristiana, de la que nosotros solo somos humildes servidores. Queremos seguir fieles a nuestras tradiciones, las que nos han permitido llegar a las altas cotas de progreso de las que disfrutamos en este portentoso siglo XV.  Como pueden ver, nada nos importa tanto como el bienestar general. Y además sabemos que Dios está con nosotros. La mayoría de nosotros somos religiosos que hemos entregado nuestra vida por su causa.
  • Ya, con Dios de su lado todo será más fácil.