28 enero 2016

Europensamientos


(Recupero un viejo texto que podría ser de hoy)

Me desperté en la madrugada y comprobé alarmado que todavía no habían puesto el día en circulación.
¿A qué obedecía aquel retraso?
Mi hoja de ruta era muy clara al respecto: despertarse tras el sueño nocturno supone el inicio del día y la preparación para la jornada siguiente, sea activa o festiva.
Extraña anormalidad. Si no se iniciaba el día tampoco podía ponerme en funcionamiento y cumplir el programa que me hubieran asignado.
Revisé mis biopuertos craneales y comprobé que funcionaban a la perfección. Luego consulté mis FAQ’s mentales y tampoco hallé respuesta a mis preguntas acuciantes.
Incomprensible.
¿Debía levantarme?
¿Debía quedarme en la cama hasta que la Unión Europea me mandase un europensamiento y decidiera lo que era más conveniente para mí?
No podía aceptar que tan alta institución tuteladora hubiera cometido un mayúsculo error. Seguramente debía de tratarse de algún programa nuevo demasiado complejo y sofisticado para la parte autárquica de mi mente, la única no conectada a la red global. Pronto recibiría una respuesta y hasta entonces debía permanecer en la cama.
Pero ¿qué pensar? Y lo peor ¿hasta dónde estaba autorizado a hacerlo sin romper el frágil equilibrio mental entre el conjunto de los ciudadanos de la Unión?
Nuestros gestores lo habían dicho muy claro: la sostenibilidad de nuestro Estado del Bienestar dependía de la pureza de nuestros pensamientos. Sin embargo creyeron innecesario darnos parámetros al respecto. 

Un ciudadano como debe ser, debe saber siempre como pensar.
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Han pasado muchas horas. No sé cuantas, nadie me ha autorizado a calcularlas. Tampoco nadie me ha autorizado a beber, a comer o a hacer cualquier otra cosa. 

Me siento solo, abandonado y perdido pero no me puedo desesperar. No sé el tipo de consecuencias que podría generar mi angustia. Quizás mi pequeño efecto mariposa pueda provoque una bancarrota en Estonia o una crisis financiera en Malta
Me voy a desmayar y será lo mejor para todos. 
Desmayado no causaré ningún trastorno. 
Incluso puedo morir y acabar con todos mis problemas. 
A lo mejor quieren que muera y no me lo quieren decir. 
Debo deducirlo yo. 
Ya se sabe un ciudadano como debe ser, debe saber como pensar.

19 enero 2016

La maquina definitiva contra escrúpulos políticos

 

 

Blogotienda tiene el placer de presentarles un producto único y definitivo para eliminar sus escrúpulos políticos, morales o sociales.



 

 

 

MARIA, con la que usted podrá vivir la vida pacífica y sin compromisos a la que se cree merecedor tras tantos años de combate. 


He aquí un testimonio:  

"Fui activista político desde muy temprana edad. Con 2 años me hice miembro de la célula maoísta infantil de mi guardería. Era jefe del comité de propaganda y el encargado de fabricar octavillas que luego repartía entre mis compañeros de prisión en el kindergarten. Los pobres no entendían nada. Ninguno sabía leer ni escribir. Al final me veía obligado a improvisar discursos lo suficientemente asequibles para sus mentes alienadas. Lo hacía rápidamente, casi a hurtadillas, temiendo la llegada de la señorita Cristina, una sicaria de la opresión fascista. 
Cuando me descubrieron, en plena acción propagandística, tuve que soportar la más cruel de las torturas: pasar un día entero sin que me cambiaran los pañales. 
Pillé la rabieta consiguiente y la señorita Cristina con sarcasmo despiadado, me aconsejó que usara las octavillas para limpiarme. 
Nunca se lo perdonaré a aquella bastarda. Fue mi primera traición al marxismo-leninismo prochino. Toda mi vida he estado obsesionado por aquel castigo y en muchas ocasiones he soñado que la ira de Mao caería sobre mi cabeza por haberme limpiado el culete con la efigie de nuestro Gran Timonel

He sido muy desdichado desde entonces. Demasiada culpabilidad, demasiados escrúpulos morales y éticos al emprender cualquier acción reivindicativa. Inconscientemente empece a envidiar a los fachas.
No es justo -me decía mirándome al espejo- tú tan ético y tan medido, mientras ellos pueden hacer miles de cosas que a ti no te están permitidas. Pueden ser hipócritas, mentirosos, manipuladores, violentos, clasistas, xenófobos, racistas, machistas, homófobos e inquisitoriales si les da la gana. 
Pueden darse una vida de lujos y confort sin que nadie les mire con lupa y sin que se tome nota de sus contradicciones por tener pasta, jugar en el casino o comer en un restaurante de tres estrellas en la guía Michelín. A nadie le parece mal ya que tienen carta blanca y nadie espera otra cosa de ellos. Insultan, calumnian, ofenden, denigran, explotan a sus trabajadores y siguen siendo admirados y jaleados por sus adeptos. Los consideran unos tipos machotes y sin pelos en la lengua mientras a nosotros nos toman como esclavos de lo políticamente correcto.  Yo mismo tengo complejo de culpa por estar suscrito a solo tres ONG's
Esto me decía hasta que me recomendaron a M.A.R.I.A.

M.A.R.I.A. fue la salvación a todos mis agobios. Diez sesiones de media hora durante un mes y ha aflorado el cabrón reaccionario que llevaba en mi ser. 
Ahora ya puedo pasar delante de los mendigos y ponerles cara de asco. 
Puedo injuriar a las minorías y despreciar a los que no me gustan  usando palabras que me estaban prohibidas y que ahora suenan gozosas en mi boca: "perroflauta, maricón, sudaca, quinqui, moro, feminazi, "
Ya puede maravillarme ante la sensatez de la gente de orden y llamar piojosos comunistas a los que quieren cambiarlo.
Admiro a Marine Le Pen, a Donald Trump, a Esperanza Aguirre y añoro al Clan de las Azores, a la Dama de Hierro, a Reagan y al Papa polaco.
Incluso puedo escuchar a los profetas de la radio y a los manipuladores de la prensa sin pensar en que me embrutezco al hacerlo. 
Soy otro.  Más tranquilo, más seguro, más feliz.
Probad vosotros. Probad con M.A.R.I.A. 

Una experiencia única que os cambiará la vida.

M.A.R.I.A: La Máquina para Antiguos Radicales Incómodos con lo de Ahora