29 enero 2015

La Condesa de Chocolate y la Dama de Caramelo

  • Querida, Maggie, ¿puedo llamarte Maggie?, Sientate a mi lado. Muy bien. ¿Quieres un té con pastas o un café con porras que es muy typical madrileño? Estupendo. No te puedes imaginar mi felicidad al ver que has aceptado mi invitación bajando del espejo del boudoir para venir a charlar un ratito conmigo.
  • … 
  • De nada. Estoy sorprendida de lo bien que hablas español. 
  • ...
  • Oh, darling, que gracia. No tenía ni idea de que los fantasmas fuerais políglotas. Yo que quería presumir de mi inglés contigo. Estudié tu idioma desde los 6 años en una escuela británica, no soy como esos zafios iletrados que gobiernan o quieren gobernar en mi país. 
  • ...
  • Sí, como ella. No veas que bochorno pasé cuando dijo aquello del “relaxing cup of café con leche” Una completa inepta, pero ya sabes que su marido todavía tiene mucho peso en el partido. Lo que tenemos que sufrir los liberales de toda la vida compartiendo mesa y mantel con esa tropa.
  • … 
  • Bueno, Maggie, perdona, no quería ofenderte, ya sé que nunca fuiste liberal. En confianza, más bien fuiste una conservadora rabiosa pero ¿cual es la diferencia entre lo que tú defendías y lo que defiendo yo ahora? 
  • ...
  • Hija, vaya carácter tienes. ¿Te ha molestado lo de rabiosa?  ¿Acaso no es cierto que eras tan antiestatalista que cuando fuiste ministra de Educación te llamaban Milk Snatcher, ladrona de leche, porque le quitaste la leche gratuita a los niños de los colegios públicos? Eso es equiparable a lo que yo quería hacer en la sanidad madrileña, no lo niegues.
  • ...
  • No discutamos, eres mi invitada. Caray, chica, yo siempre había pensado que los ectoplasmas no podías tomar nada sólido pero veo que estaba equivocada. Te has zampado las tres porras en un pispás. Debéis pasar mucha hambre en el Más Allá.
  • … 
  • Pero que mala eres, Maggie, te pierde ese afilada perversidad británica. Mira que preguntarme si le robé las porras a algún agente de movilidad. Ellos no llevan porras como los municipales. De buena me libré, porque sé que algunos son miembros de ese grupo populista, comunista y bolivariano. Seguro que les gustaría darme un repaso. Ay si no es por mí no sé lo que le puede pasar a este país.
  • ...
  • ¿Condesa de Chocolate me has llamado? ¿Y encima me dices que me ves incapaz de enfrentarme a esa cuadrilla de profesores universitarios? Qué sepas que soy su principal enemiga y la persona mejor preparada para desvelar sus maquinaciones diabólicas. Los pondré en su sitio, les arrancaré la piel de oveja y descubriré la podredumbre que hay debajo.
  • ...
  • Venga, no me vengas ahora con el cuento de que lo mío es una chorrada comparado con lo que hiciste. No empieces de nuevo con la monserga de como venciste a los argentinos en las Falkland o de como humillaste a  los sindicatos británicos. Todo eso está muy oído y ya es historia. Nadie se acordaría de aquello si no fuera por el óscar a Meryl Streep. Estos son enemigos nuevos con nuevas y sibilinas armas. Tú no sabes nada de las redes sociales. Hasta Internet te pilló gagá y con demencia senil. ¿A quien se le ocurre terminar una triunfante carrera política haciéndose amiga de ese salvaje de Pinochet?
  •  ...
  • ¿Quién te crees que eres para llamarme pija? Por mucho que presumas de ser baronesa solo eres una despiadada tendera de pueblo, engreída y con complejo de clase.  Si no fuera por Reagan y el Papa te hubieran dado una patada en el culo mucho antes, que es lo que mereces.
  •  ...
  • Los ingleses no sabéis insultar, coño. "Bitch, bitch, bitch" ...valiente mierda. ¿No tenéis nada más que ofrecer? A tomar por el culo.
  • Madre mía, madre mía. Que San Milton Friedman me acoja.  Esta vez me he pasado. Una simple patada y se ha empotrado en el espejo. Al menos que deje patalear con los pies para fuera, digo yo. ¿Quién iba a pensar que la vieja Dama de Hierro al llegar a fantasma solo fuese una Dama de Caramelo?

21 enero 2015

Al cuarto bostezo, un conejo

 (Kaskarilleira Existencial 29)
Cuarto bostezo de la madrugada.
El vigilante estira la espalda en el asiento y se levanta pesadamente. ¿Tomar o no tomar café? Decisión inapelable. Da la espalda a los ocho monitores y va hacia la mesa del fondo. Vaso corto mediado de leche y una cucharadita de azúcar. Ahora cinco flexiones en el suelo para no agarrotarse. ¿Ese ruido como si estuvieran escarbando algo? Se levanta y mira fijamente a las pantallas. En la tercera, que cubre el pasillo que separa la quinta fila de la sexta fila de de estanterías, hay como una pequeña nube de polvo. Le da al botón del zoom. Sí, se está removiendo la tierra del suelo. Automáticamente agarra su pistola al cinto, pero le vence la curiosidad. Mejor esperar.

Unas orejas largas. ¿Unas orejas largas?
Esa cara, esos ojos, esos dientes...

No, no puede ser posible. Se frota los ojos y cuando acaba, Bugs Bunny se ha largado.
Se ha escapado el conejo.
Podría llamar a su compañero del exterior, al de la patrulla, ¿pero cómo decirle a ese bestia con esteroides en el coco, que ha visto a un personaje de dibujos animados saliendo de un hoyo?
Se decide, se levanta y va hacia la puerta blindada. La abre empuñando la pistola con la mano derecha. La patada que recibe en la cara le lanza dos metros hacia dentro y le hace caer al suelo seminconsciente. Se revuelve, inicia un gesto de protección con el brazo y comprueba vencido que la pistola ha pasado a manos de su agresor.
  • ¿Que hay de nuevo, viejo?
Es lo último que escucha. Cuando vuelve en si, está amordazado y atado de pies y manos en una silla.  Le duele la cabeza hinchada y entre las brumas observa como Bugs, de espaldas  a él y ahora con cabeza humana, se ha sentado en su silla de vigilante y mira los monitores. Parece dar órdenes a los hombrecitos que pululan arrastrando cajas. Diría que son enanos. ¿Son enanos? De repente el conejo o lo que sea, chilla al Papá Pitufo que dirige la operación.
  • Joder, Xan, dile a ese tipo de la izquierda que tenga cuidado con las cajas. Recuerda que cada frasco de medicamentos vale un pastón. 43.000 del ala. Y tienen que llegar todos enteros a los enfermos que los necesitan urgentemente. Es asunto de vida o muerte.
  • ¿Que pasa Fiz, crees que somos como los buitres de la industria farmacéutica? Cada paciente recibirá el suyo en las mejores condiciones y sin pagar un duro. Es nuestro compromiso. El compromiso de todos los enanos que estamos en esta operación y de mí mismo, Xan das Covas, como líder y alma máter del grupo.
  • Vale, Xan, tampoco es necesario que te pongas tan ceremonioso. Acabo con el vigilante y voy para allá.
El vigilante se pone a temblar como un azogado mientras el que parecía conejo, todavía de espaldas, vuelve a parecer conejo tras encasquetarse la cabeza de conejo. Gira la silla y mira sonriente detrás de sus opresivos dientes.
  • Relájate, esta historia no tiene nada que ver contigo. No te va a pasar nada. Es cierto que estás  lastimado y quizás pasarás una mala noche, pero a cambio de tu dolor, mañana muchos enfermos podrán dormir tranquilos. Por fin tendrán futuro. Es bueno saber que tienes futuro para poder descansar mejor.  
La vida tenía un precio (y, si no puedes pagarlo, estás muerto)

12 enero 2015

Eso no se le hace a un mártir

  • Eres un bocazas. ¿Cómo se te ocurrió llamarle perra infiel a un ángel del Paraíso? 
  • Parecía una mujer, llevaba el pelo al viento e iba vestido de forma indecente con esa túnica blanca de hippy ibicenco. Además no se le veían las alas. 
  • Es cierto, cuando le preguntaste dijo que en horas de trabajo las llevaba plegadas a la espalda. 
  • Por eso no deberías reprocharme nada, tú también alucinaste cuando viste que la entrada al Paraíso se parecía a la terminal de un aeropuerto. 
  • Hombre, es que eso no se le hace a un mártir. Llegas tan ilusionado a las puertas del Cielo después de una masacre descomunal y aunque el sitio te parece muy raro, te diriges a la cola de embarque contento y feliz, soñando con el jardín y las chicas, mientras esperas que los que llegaron antes te aplaudan y te cedan el sitio.
  • Y ya ves que nada de eso ocurre. Te abuchean los de delante y te empujan para atrás, hay una bronca de la leche y al final llega un ángel que nos hace salir de la fila y tras los insultos, nos amenaza con una espada flamígera.
  • Fue humillante tener que trasladarnos al mostrador de los vuelos low cost y coger billete hacia esta nueva existencia.
  • No mientas, lo que nos molestó de verdad es  mirar para atrás cuando nos íbamos y ver a nuestras víctimas  a punto de tomar el vuelo al que nosotros nos creíamos destinados. Vaya alboroto, parecían unos críos de fiesta en viaje fin de curso.
  • No lo entiendo. Nosotros somos devotos creyentes y ellos unos malditos calumniadores ateos.
  • Quizás nos falte sentido del humor como a ellos. ¿Te acuerdas que hubo tiempos en que nos reíamos? Puede que sin humor no podamos disfrutar del jardín prometido.
  • Sí es así, ellos lo deben estar pasando en grande.
  • En cambio nosotros deberemos acostumbrarnos a vivir en medio de esta piara de cerdos. ¡De cerdos!. ¿Hay algo más humillante?
  •  Resígnate, no seas bocazas y aprende a decir oink oink de una puñetera vez. Ah y mejor que ensayes una risa de vez en cuando. Debemos ir mejor preparados para el próximo embarque.