30 junio 2011

Sexo tímido (Kaskarilleira Existencial 13)

"Pobre sexo, todos hablan de él pero nadie lo ama. Es como ese célebre Manneken Pis de Bruselas al que se viste en las ceremonias con los uniformes de los  más diversos gremios y asociaciones. Todos quieren llevarse el muñequito a su terreno y ponerle su disfraz encima como un símbolo de pertenencia. No quieren verle desnudo. 
Es mejor hablar de sexo, farfullar, lanzar al viento las cuatro frases consabidas para alabarlo o menospreciarlo, para mitificarlo o rebajarlo. Pero el sexo real es muy tímido, y no le gusta que lo soben de esa manera. No quiere convertirse  en mera cháchara divagatoria en boca de charlatanes, necesitados o calenturientos. Huye de tanta fama innecesaria ya que sabe que lo desvirtúa y lo empequeñece. Se refugia en rincones secretos, lejos del  afanoso ruido, del  banal bullicio y de las convenciones al uso. 
Todo el mundo habla de sexo. Todo el mundo glorifica el sexo o lo denigra. Mero sexo verbal. Mero sexo vocal. Lo que no sale por la boca, no tiene sustancia propia. ¿Es esa verbalización de la sexualidad culpable del actual esplendor del sexo oral? No es cuestión de ponerse ordinario o grosero, pero  es obvio que ahora más que nunca prolifera el sexo bucal en los medios en los que se representan escenas eróticas. Nada nuevo bajo el sol. En los poemas latinos, en los frescos pompeyanos, en el omnipresente Kamasutra ...el sexo oral era una práctica nunca soslayada pero sin obtener el prestigio y la  trascendencia que ha alcanzado en la actualidad.
No es un tema baladí, amigos.  Vivimos en una sociedad fellatiocrática y yo voy a demostrarlo ahora"
El conferenciante, despreciando el vaso vacío, agarró el botellín de agua mineral y bebió un largo trago por el gollete. Luego se limpio su gruesa boca con un pañuelo de papel y se dispuso a proseguir su disertación. 
No le dí ocasión de hacerlo.

22 junio 2011

Los dioses olvidados

  • Dioses, diosas, padres, hermanos, primos, parientes olímpicos en general. Me he permitido solicitar la convocatoria de este Concilio ante la situación de nuestro amado pueblo griego, a punto de ser sacrificado como una res por los sicarios de Hermes, el de los pies alados.
  • Mientes como una bellaca, Atenea. Amas tanto a los griegos que te has dejado de engatusar por los cantos de las Erinias siempre deseosas de venganza, de sangre y de muerte. ¿Qué puedo tener que ver yo con esos perros que quieren arrancar a dentelladas el cuerpo marchito de la vieja Hélade?
  • Tú eres el dios del comercio y de los ladrones. El gran confabulador. El mentiroso.
  • Yo soy el dios del comercio, no del espolio. Soy el dios de la astucia y no de la mentira odiosa y descarnada. No tengo nada que ver con estos viles mortales que huérfanos de toda moral sacrifican la salud y el futuro de los humanos menos favorecidos. Pregúntale más bien a Pluto, dios del inframundo. Seguro que estos súcubos proceden de sus infernales dominios.
  • ¡Basta! Los reproches entre los dioses no resolverán esta situación crítica. Lo cierto es que tampoco les debemos mucho a esos miserables mortales. Nos han olvidado. Nos han humillado convirtiéndonos en mitología y folklore. Ya nadie cree en nosotros.
  • Bueno en mi sí que creen, amado Zeus.
  • Este es un tema serio, creo que no es momento para tus caprichosas picardías, Afrodita.
  • Ah, entonces me callo.
  • Mejor así. El hecho es que apenas podemos hacer nada, el Dios Único es poderoso y terrible y nos tiene confinados en este lugar olvidado.
  • Padre Zeus, tú venciste a los Titanes quizás haya llegado el momento de luchar contra el Dios Único.
  • Ares, tu instinto guerrero te hace perder el sentido de la realidad. Los humanos lo han hecho omnipotente, poderoso y eterno. Mientras lo consideren así no podremos enfrentarnos a él.
  • Muchos de los humanos actuales tampoco creen en el Dios Único. Es más lo han sustituido por algo que llaman ciencia, razón o conocimiento. 
  • Es cierto, Apolo y tú como conocedor de esos temas quizás puedas orientarnos sobre lo que podemos hacer.
  • Creo, Padre Zeus, que si queremos ayudar a los helenos debemos sortear al Dios Único, nuestro férreo guardián, y acercarnos a los humanos. Entenderlos, comprender sus problemas y necesidades, ser parte de ellos..
  • No hay tiempo, Apolo. Los buitres se están abalanzando sobre la indefensa presa.
  • Tú seduciste a Europa disfrazado de toro cuando era una simple mujer fenicia. Hazlo de nuevo, padre y salva a los griegos.
  • Europa ya no es la dulce dama que conocí. Prefiere los arrullos de sus nuevos pretendientes que hacen con ella lo que quieren. Ahora está en manos de los bárbaros del norte y vigilada por esas gorgonas insaciables de nombres extraños: Troika, FMI, BCE.
  • Padre Zeus, los hombres están sometidos a la apatía, un daimon perverso depositado en el ánfora de Pandora. Es un espíritu muy maligno que se ha hecho poderoso siglo a siglo  alimentandose de resignación y conformismo. Solo un antídoto posible quedó dentro del ánfora cuando la doncella curiosa esparció el contenido. Ya va siendo hora de que pongamos remedio. Hagamos que una lluvia de esperanza fecunde las áridas tierras griegas donde durante siglos fuimos adorados y amados. Ni el Dios Único podrá impedirlo.
  • Hablas como solo tu sabiduría podría hacerte hablar, Atenea, siempre dadora de buenos consejos. Cuentas con mi bendición para crear esa lluvia sagrada y si es necesario, partirá con ella mi rayo.
  • Un momento.
  • ¿Qué quieres, Apolo?
  • ¿No sería mejor que creemos cuentas en  las redes sociales de Internet e iniciemos desde allí una protesta en condiciones?
  • Eres el dios de la luz y la claridad pero desconozco de que hablas aunque tengo la sospecha de que lo que propones no concuerda  con nuestra dignidad ancestral. Somos dioses antiguos y olvidados pero seguimos siendo dioses, al fin y al cabo.

13 junio 2011

El lote de la Frau

  • Quierro cambiarr el lote
  • Pero Frau, ya lo tenemos embalado para que se lo pueda llevar.
  • Quierro cambiarlo. ¡Ich sagte!,
  • ¿Y que hacemos con las islas griegas? ¿Qué hacemos con Donoussa y Kufonisia en las Pequeñas Cícladas y con Spetses y el islote de Spetsopoula en las Sarónicas?
  • No las necesito, mis compatrriotas hace tiempo que se apoderraron de ellas grracias al turismo. Quierro otra cosa: quierro a los Niños del Pireo.
  • ¿A todos?
  • ¡Nien! Solo a los que bailen el sertaki y sean mayorres de edad, aún estamos por valorarr la viabilidad del trabajo infantil. Los Niños del Pireo animarán la prroductividad de nuestrros trabajadorres inmigrantes.
  • ¿ Y respecto a los irlandeses?
  • ¿Parra que querremos los caladerros del Gran Sol?. A nosotros solo nos gusta la carrrne. La carrne en sus múltiples forrmas. Solo algunos marriquitas prefieren el arenque o el salmón. En su lugar que nos envíen la colección completa de sus canciones de taberrna  que darrrán mucho juego en nuestras inigualables brauereien.
  • Entiendo que tampoco le interesan las bodegas de Oporto.
  • ¡Nien! Ya tenemos bebida suficiente en nuestro inmensa patria. En cambio nos falta la saudade, la melancolía, el lagrrrimeo tonto. Somos demasiado rraciioanales para esa clase de emociones. Envíennos una rremesa de cantantes de fado, todo lo que haya por Lisboa y alrrededores.

  • Queda España. ¿No quiere a los ingenieros, a los arquitectos, a los científicos del I+D, a los médicos?  Allí no tienen sitio.
  •  Pues que los metan en sus torrtillas y se los coman con kartoffel. Das ist Scheiße. A mi de Spanien lo que me gustan son los admirrrables suspirros de sus gentes. Mándeme los suspiros de España. ¡Ich liebe sie jetz!

06 junio 2011

El canto de los suicidas

He luchado contra la tentación pero al final he caído. La verdad es que sabía desde el principio que era una batalla perdida. Tengo un blog musical y otro,  éste, cuyo título es suficientemente expresivo.
 Era inevitable: música + suicidio= Gloomy Sunday.

Es conocida la leyenda que circula alrededor de esta legendaria canción. Podríamos imaginar una escena algo teatral y con toques decadentes.

Se abre el telón y estamos en un café de Budapest en el duro período de entreguerras, por lo tanto podrían sonar los violines. En su lugar oímos el sonido de la pluma del joven compositor Rezso Seress trazando febrilmente unas notas sobre una partitura titulada Szomorú Vasárnap. Se siente mal e intenta olvidar. Intenta olvidar a la mujer que se ha marchado dejando, como única huella de su paso dos palabras escritas en una servilleta de papel: domingo triste. Pronto sabrá que aquella a que amó, decidió quitarse la vida tras abandonarlo.

Todo lo anterior es  pura fantasía, pero de fantasía se alimentan las mejores leyendas. Posiblemente Szomorú Vasárnap se compuso en París pero la ciudad luz ya tiene su Vallejo, su jueves y su aguacero. La letra no es de Rezso Seress por entonces un maduro cuarentón. La escribió el poeta Laszlo Javor reviviendo quizás alguna experiencia personal. Una canción triste para un país triste en un período especialmente triste. Hungría era y es uno de los países con mayor tasa de suicidios del mundo. Éxito asegurado. Durante tres años la canción pasará desapercibida, pero entonces un rumor se extenderá por toda Europa: las almas sensibles con males de amor pueden sentir un impulso irrefrenable hacia el suicidio después de oír el tema. Se decía que en 1936 la epidemia sonora ya se había llevado por delante a 17 personas. Pepinos españoles y canciones húngaras tienen algo en común.
Los señores de la industria musical, ya entonces muy espabilados, vieron un filón en aquel tema que tradujeron al inglés subtitulándola "Canción húngara del suicidio" . Una primera versión de los treinta es del cantante afroamericano Paul Robeson y posteriormente la definitiva, la que ha pasado a la posterioridad, la de la gran Billie Holiday de 1941.

Con el éxito de la cantante, la leyenda siguió creciendo y con la leyenda las supuestas muertes. Musicalmente hay decenas de versiones de Gloomy Sunday; ha aparecido en muchas películas e incluso ha sido argumento para otras, como la del segundo vídeo de esta entrada, la alemana Gloomy Sunday - Ein Lied von Liebe und Tod y la reciente española, La Caja Kovak de Daniel Monzón.
  El colofón a este marketing mortuorio la puso el propio autor, Rezso Seress, cuando se suicidó en 1968. Había sido un hombre desafortunado. Decidió quedarse en Hungría, a pesar de sus suculentos derechos de autor; sobrevivió al Holocausto -fue condenado a trabajos forzados en Ucrania- y lo pasó mal con el régimen comunista posterior que siempre lo vio como un hombre sospechoso por sus contactos con Occidente. Lo que sabemos solo es biografía e historia y muchos querrán seguir pensando que se vio arrastrado por la maldición de Gloomy Sunday. Puede.