30 noviembre 2010

Pausa y reconsideración (Odisea especial IX)

Resumen de lo ya publicado 
(Los capítulos anteriores se pueden ver haciendo clic aquí)
La nave estelar Orzán 739 se dirige al satélite agrario Grelicia, en la órbita de Saturno, llevando consigo al nuevo equipo de gobierno de la colonia. En el proceso de descrionización, el comandante Touriñán tiene una agria polémica con su esposa, Virtudes, más conocida por Virtuditas, y le pide al robot omnisciente que maneja la nave, X.A.N. 04 que la vuelva a crionizar de nuevo.
Cuando la buena señora vuelve a su temperatura habitual, prosiguen las peleas. En realidad, todo es un engaño. Una buena noche la pareja desaparece en una nave nodriza. El propósito de estos Bonnie and Clyde espaciales es llegar por su cuenta a Grelicia y hacerse con el tesoro de Xan Touciño, el legendario fundador de la dinastía galaica que gobierna el Sistema Solar desde que descubrió el greloleo, una fuente de biocombustible de poderes asombrosos. Para su aventura cuentan con el aventurero espacial, Moaña D'Ons a bordo de su nave estelar El Burlador de Hebillas. Precisamente los tres personajes se encuentran en esa nave cuando aparece el Orzán 739 dirigido ahora por la Comandante Ferro, una feminista contundente y radical que  ha decidido acabar de una vez por todas con D'Ons,  al que considera el machista más abyecto de toda la Galaxia. 
Las bolas de chapapote con efecto yo-yo disparados desde el Orzán 739 no producen el efecto esperado.  Moaña toca melodías de autores románticos con su piano de cola, generando alrededor de su nave una neblina púrpura de quarks-encanto. Pronto se desvanece la niebla pero El Burlador de Hebillas se ha convertido en un ojo gigante. Antes de explotar en mil pedazos las bolas de chapapote hacen llorar al ojo. En una de las lágrimas, en realidad una pequeña nave,  van nuestros héroes con la única compañía de una cursi voz en off con afanes de protagonismo. La lágrima  cae en el satélite Indie, donde conocen a un grupo de empalagosos modernos que  ha sobrevivido tras someter a un régimen de semiesclavitud a los fashion victims que decidieron acompañarlos tras su destierro.
En el último capítulo, nuestros protagonistas han robado una nave a los modernos y deciden tomarse un bien merecido descanso en la Manolo's Tavern, un bar de tapas de reconocida fama incluso más allá de los anillos centrales de Saturno. Allí Moaña le abre su corazón  a Virtuditas y le cuenta como se vio obligado a convertirse en aventurero espacial  como obligada terapia ante su morbosa adicción al enamoramiento gratuito. 
Es el momento. Tras el refrigerio y la charla amistosa, nuestros amigos están dispuestos a proseguir su aventura. Dispuestos a afrontar lo que el destino tenga a bien en ofrecerles.

23 noviembre 2010

El pedestal de los canallas


Pulsó la tecla hasta borrar la última mancha de sangre que había en el monitor. Ceremonioso, depositó en la mesa el puñal ritual que se había colocado en la boca. Por último, se limpió las pinturas de guerrero amazónico con un paño húmedo y bajó del pedestal de los canallas.
Entró en su recinto privado. Su joven yo estaba espatarrado en el sofá con los pies encima de la mesa y tomándose uno de sus latas de cerveza.

  • ¿Otra vez aquí? ¿Vienes a machacarme de nuevo recordándome lo que fui? 
  • ¿Sabes? Me encanta lo de las latas de cerveza con anillita. Será una de las pocas cosas que echaré de menos cuando vuelva a los 70. Respecto a lo otro, te recuerdo que quien me has traído has sido tú. Tú me has llamado y sólo tú me puedes haces volver.
  • No es tan fácil, te has apropiado impunemente de mi mente y no pareces dispuesto a darme reposo.
  • ¿Acaso eres consciente de la clase de bicho en que te has convertido? Había que verte hace un momento en el pedestal de los canallas mientras escribías ufano dando lecciones de autenticidad como un iluminado predicador medieval.  
  • Vivimos en una sociedad remilgada e hipócrita donde todo está protegido por una capa de paternalismo autocomplaciente y ridículo. Nos obligan a seguir una falsa ética en la que nadie cree. Quien se sale del redil es condenado sin remedio y recibe toda clase de epítetos: fascista, machista, racista, xenófobo y hasta pederasta.
  • Y por supuesto te consideras por encima de todos ellos. Te subes ahí arriba y te lanzas a escribir sobre la necesaria vuelta a los viejos tiempos, cuando cada uno ocupaba su lugar y sabía hasta donde podía llegar. ¿Cómo puedes tener tan poca memoria? Cuando tú eras yo, luchaste con rabia contra ese orden perdido que ahora añoras. 
  • Son otros los tiempos y sigo siendo un rebelde contra lo establecido.
  • Mentira, de sobras sabes que las cosas no han cambiado tanto, sólo las formas. Eres un descreído. No es el idealismo lo que te mueve, si no la sensación de poder. Necesitas ese poder que te proporciona la admiración ajena, aunque se trate de una pandilla de reaccionarios resentidos por la pérdida de sus ancestrales privilegios. Todos esos a los que en mis tiempos hubieras despreciado sin más contemplaciones.
  • Bueno, basta de monsergas. Ahora dime a que has venido.
  • Necesito algo de pasta para montar una obra de teatro con mis camaradas. Queremos representar a Brecht.
  • ¿Brecht, esa antigualla? Lo siento pero solo te puedo ofrecer euros.
  • No te preocupes. Conozco a un tipo que vive en el no-tiempo después de comerse un tripi. Seguro que tiene cambio.
  • ¿Algo más?
  • No nada más, que te vaya bien viejo facha.
  • Adiós juventud perdida y por favor, no me chantajees tanto.

15 noviembre 2010

Amedrentados


  • Santo Padre, siempre me he preguntado como se manejan las altas dignidades eclesiásticas cuando tienen un apretón y necesitan ir urgentemente al baño en una de esas interminables y multitudinarias celebraciones religiosas
  • Ministro, el Señor, en su infinita misericordia, vela para que nuestros esfinteres permanezcan disciplinadamente católicos y no actúen en esas ocasiones cual facinerosos librepensadores. Esto es algo que su laicismo recalcitrante quizás le impida comprender.
  • Ya, pero cuando irremediablemente hay que ir, debe ser algo complejo despojarse a tiempo de casulla, alba, cíngulo y todo lo demás. 
  • Basta ministro, aunque represente a un país que ha dejado de ser católico, no le permito que entre de forma despiadada en las interioridades vaticanas.
  • España no ha dejado de ser católica. El hecho de que su Santidad no haya convocar tantas multitudes como su antecesor puede tener su explicación en las cualidades melodramáticas del viejo papa.
  • ¿Está diciendo que era un comediante?
  • Estoy diciendo que realizó la clase de interpretación que se requería en aquel momento. Hacía buena pareja con aquel otro actor: Ronald Reagan. Usted, Santidad, es hombre más recatado, más de estudio, más de trabajar en la sombra y solo me recordó a su venerable antecesor cuando tuvo a bien comparar la situación actual con la existente antes de la Guerra Civil.
  • La Iglesia siempre ha tenido que ejercer cierta severidad con el pueblo español para evitar la inclinación natural de éste a la molicie. No nos ha ido tan mal. Hoy con apenas un 20 por ciento de católicos practicantes todavía somos capaces de poner patas arriba a su país y hacer que sus autoridades, las que usted representa, vengan como perritos sumisos a ofrecernos sus respetos.
  • Santo Padre, veo que no nos tiene en muy alta consideración.
  • Los conozco bien. A los españoles todo se les va por la boca. De rebeldes solo tienen la leyenda. Le voy a poner un caso. Usted tienen un estado que se dice laico pero todos los colegios católicos están subvencionados por el Estado y lo mejor: cualquier familia con pretensiones clasistas hace lo que sea para enviar allí a sus hijos. Incluso se realizan falsos empadronamientos o se alegan extrañas enfermedades para poder hacerlo. ¿Cómo explica eso?
  • Mi gobierno se ha propuesto como objetivo eliminar esas anomalías. 
  • Pero no ha hecho nada, como tampoco lo hará ningún otro gobierno que se tilde de progresista y aconfesional. Los tenemos muy pillados, querido ministro. Están amedrantados, como lo han estado siempre.
  • Santidad, sus reflexiones son muy malévolas. 
  • Estos son tiempos malévolos, ministro, y yo quiero, frente a lo que muchos piensan, que la Iglesia esté con los tiempos que nos ha tocado vivir. 
  • Si me permite, Santo Padre, más bien los tiempos se han adaptado a la malevolencia de la Iglesia.
  • Puede. Siempre hemos sido un modelo a imitar. Quizás sea ese el secreto de nuestra supervivencia. Hemos llegado tan lejos.

02 noviembre 2010

Adiós capitán

Aquella mañana decidió ponerse su traje invisible de caballero barroco antes de salir al trabajo.
Nada más bajar al portal, se encontró con el vecino del segundo en el preciso momento en que era regañado por su hijo de seis años. El niño amenazaba a su progenitor porque no quería ir al colegio y las constantes súplicas de su padre hablándole del trastorno emocional que le causaba su actitud no le causaban el menor impacto.
  • Dele unas azotainas, caballero. ¿No se da cuenta que siendo tan blando solo conseguirá crear un energúmeno cruel y caprichoso? 
  • Métase en su vida y déjeme criar a mi hijo como me plazca. Parece mentira que todavía existan personas que defiendan la represión y la violencia. 
  • Con Dios, caballero. 
Salió del portal haciendo un gesto con el sombrero invisible en la mano y llegó a la parada en el preciso momento en que entraba el autobús. Una señora gruesa y mayor se disponía a entrar cuando un grupo de mozalbetes de instituto la empujaron, se abalanzaron sobre las puertas y entraron corriendo en el vehículo. Él ayudó a entrar a la mujer y luego tras pasar su tarjeta se fue directo a por los chicos. 
  • ¿Pero qué clase de animales sois? No respetáis el orden, estuvisteis a punto de arrollar a esa señora sin disculparos y ahora ponéis los pies encima de los asientos vacíos para que nadie se siente. 
  • ¿Qué dice este tío? Debe estar trastornado. Cállate y no jodas, mamón.
Antes de que el bus reiniciase la marcha un coro de insultos y risas despectivas lo rodeo por todas partes. Abrumado se dirigió al conductor.
  • Haga algo, expulse a esos individuos.
  • No soy policía, ya tengo bastante con lo que pasa ahí fuera como para meterme en los follones de los pasajeros.
  • Es intolerable tanta falta de solidaridad y tanta bravuconería. ¿Dónde ha quedado el viejo sentido del honor? Déjeme salir de este antro.
El bus arrancó en el preciso momento en que bajaba los últimos escalones de la escalerilla lo que le hizo trastabillar y caer sobre la acera. Oyó las risas juveniles y pudo percibir el gesto despectivo del conductor.
Se levantó dignamente del suelo, ajustó sus gafas y su traje de caballero barroco. Podría haber usado su magnífica arma con aquellos malandrines insignificantes pero se consoló pensando que su vileza no era digna de un duelo a espada.
Llegó tarde al trabajo y fue llamado al despacho del jefe. 
  • El cliente tenía prisa y como no venías tuve que darle el trabajo a tu compañera.
  • Pero yo llevaba mucho tiempo detrás de él y ahora tu vas y se lo das a esa... a esa. Maldita sea, hubo un tiempo en que las mujeres eran compañeras del hombre y no sus competidoras.
  • ¿Y tú lo añoras?
  • No dije nada de eso.
Dio un portazo y se dirigió a su oficina. Se miro al espejo, hizo una reverencia y se despidió de su imagen reflejada: 
  • Adios, Capitán Gafastristes. Ha sido un honor conocerte y compartir unas horas contigo, pero hay que reconocerlo, éste no es tu sitio. 
    Sintió un vacío en el cuerpo. Luego le pareció escuchar un lejano galope de caballos alejándose.