25 octubre 2010

Sobre los que van de craneo

Miro a todas partes y no dejo de contemplar un horizonte de cabezas desnudas, de cráneos desparejados o de cocorotas enhiestas que atentan al paisaje con sus áridas formas.
Vale, sobre mal gusto no hay nada escrito, nada legislado. Todo quisqui tiene derecho a hacer de su cabeza un sayo y de su testuz un territorio despejado. Pero a estas alturas de la función ¿alguien me puede decir que tiene de hermosa la más hermosa calva? 

Hablo de los rapados voluntarios, esos tipos que luego de descubrir que el mundo era redondo decidieron ponérselo por montera de la manera más literal posible: sacrificando su sacrosanta cabellera y convirtiendo su cabeza en un mapa mundi andante. 
Esa caballera, señoras y señores, que era orgullo de sus madres y que ellos cuidaban con esmero hasta que la nefasta idea entró en sus molleras. 
Algunos se acogen a la falacia de que la rapadura es una medida de ajuste ante el implacable avance de la alopecia. Renuncian y tiran la toalla. No desean luchar por su pelambre. No recurren a la ayuda de mil potingues o a la de algún injerto para defender sus vellos supervivientes.  
Creen que deben pasarse al ejército enemigo y que por raparse serán considerados calvos de buena ley. 
Se equivocan. 
Como antes se equivocaron los detestables skin heads, los marines violentos, los monjes tenebrosos del medievo, los beatíficos budistas, los mutantes de laboratorio, los pelados extraseres del espacio exterior, los sinuosos escribas egipcios o los crueles sátrapas asirios.  
Señores, un calvo de verdad, un calvo de raza, un calvo militante nunca se hace de un día para otro. Nace de circunstancias naturales. El pelo debe caer por si mismo y poco a poco. Por lo tanto, tampoco me refiero a los que tienen la desgracia de perderlo por tratamientos médicos o shocks traumáticos. 
Hablo del calvo que accede a su condición plena tras pasar por diferentes etapas. De paje a caballero. Un striptease lento y progresivo que tras múltiples batallas conduce al último rango: la calvicie absoluta. 
Es un día de gloria el día en el que el último pelo huye asustado ante tanto poderío. El nuevo calvo se convierte entonces en miembro de la Orden Calvonista
Una Orden formada por lo más granado del género masculino. 
Seres recios e inconmensurables, forjados en mil batallas. 
Titanes físicos. 
Auténticas bombas sexuales. 
La prodigiosa leyenda sexual de los calvos ha hecho que los rapados de medio pelo, esos falsarios, quieran pertenecer a la Orden sin merecerlo.  
Lo que no logro entender es como compaginar esta verdad absoluta con la historia de Sansón y Dalida. Estos judíos siempre quieren dar el cante. 
Será asunto para reflexionar otro día.

27 comments:

  1. Magnífico texto Dr. Krapp. Siempre he huído de los uniformes pero no me había parado a verlo de esta manera.
    Gracias amigo.
    Un abrazo.

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  2. Pues ¡¡¡que quieres que te diga, Krapps¡¡¡ A mí hay calvos que me han encantado de toda la vida de dios (del primero que me enamoré fue de Yul Brynner en "el rey y yo") quizás porque asociaba la calva al tipo duro por fuera y sensible por dentro...
    Y posteriormente ha habido otros calvos que me han gustado mucho. Ahora no recuerdo ningún nombre propio, pero haberlos, haylos.
    A mí personalmente me parece que a algunos tíos les favorece cantidad, ya sea porque la naturaleza no les ha dotado de una gran cabellera o porque ellos voluntariamente se lo dejan (o se lo quitan) así. Me parece que cada cual hace lo que le da la gana con su vida, así que aún más con su pelo.... Detesto, sin embargo, los que han intentado (y a veces logrado) asociar el rapado voluntario a una ideología, como los skins, pero para mí no es representarivo de nada. Sólo de una decisión voluntaria.

    ¿qué pasa, Krapps? ¿Que se te está cayendo el pelo y nos quieres ir haciendo a la idea??? :P:P

    Un beso y feliz semana.

    p.s. No será Sansón y Dalila, mi tocaya??? ;-)

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  3. Desde los 17 años excepto un par de veces que me cortaron demasiado siempre me ha devuelto el espejo la cara de un tiarron con gran melena y pienso seguir mientras no se caiga.

    Saludos canariones

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  4. Sé de muy buena fuente – estimada Novicia – que habrán de pasar más de 100 años para que nuestro común amigo, Dr. Krapp, se quede calvo...

    La moda de los calvos voluntarios responde a la buena prensa que tienen:

    “No hay burro calvo, ni calabaza con pelo”.

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  5. Se me han puesto los pelos de punta, Krapp, con esta entrada. Menos mal que solo hablas de varones, pero sí creo que muchos hombres llevan mal lo de quedarse calvos, por eso algunos dejan crecer el pelo como hasta la cintura y luego lo pasan al otro extremo de la cabeza. Eso nunca lo he entendido, qué se hace en esos casos en un día de aire? ¿y de lluvia?

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  6. Gracias, Torcuato. Un abrazo

    Tú siempre fuiste un poco rara, Novicia y ya que lo dices no me extrañaría que tuvieras algo que ver en el tema de los tijeretazos al coloso judío :))).
    Como bien comenta, Luis Antonio, gracias Luis, en mi caso como dice el bolero en mi caso pasarán más de 100 años, muchos más...
    Te deseo una feliz semana que hasta su fin queda mucho por delante.

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  7. Me gusta tu actitud, Contramipersona, demostrando que los melenas también tienen lo que hay que tener.

    Nunca tuvieron tanta buena prensa, Luis.

    Nunca cometería la osadía de hablar de féminas en tan escabroso tema, Angie. Esos hombres cada vez son menos ahora abunda el calvo vanidoso. Para ellos lo mejor sería comprar una gomina de mucho poderío al estilo Loctite.

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  8. Este afán de los protocalvos en adelantar acontecimientos y cruzar el "calvario" cuanto antes se debe a que hay algo que los calvos en ciernes temen más que a la alopecia total: la lenta travesía del desierto en la que grupos de matojos sobreviven sin que se sepa a ciencia cierta por qué, salvo para afear el entorno, claro está. Por eso mismo, el protocalvo decide coger el toro por los cuernos, tomar las riendas de su destino y decide ser calvo cuando a él le salga de los cojones. Acción frente a la inacción. "Calvo sí, pero porque yo lo valgo".

    Saludos.

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  9. A nuestros ojos hay dos tipos de calvos: el que comienza a perder el pelo y prefiere cortar por lo sano y el que quiere parecer un malote de película de barriada.
    El primero tal vez se pone la venda antes de la herida: como tú dices, es muy noble ir perdiendo el pelo poco a poco, como vamos perdiendo la figura o como nuestra cara se va llenando de arrugas. Es una cuestión de dignidad, hay que saber llevarlo.
    El otro tipo es sencillamente repulsivo, y cada día más frecuente. Sabido es que el pelo largo dulcifica la imagen y el corto la endurece; pues bien: los que no tienen otro recurso a mano se afeitan la cabeza para que el resto de sus congéneres digan: "huy qué miedo, un malote", para ser algo en la vida. Un malote de cartón.
    Claro, hay excepciones. Muchas, las que se quiera. Pero la mayoría de los fulanos que van con el pelo al uno o rapados del todo tienen algún problema de autoestima.
    Ya sé: me habré pasado, seguramente.

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  10. "Dios creó unas cuantas cabezas perfectas, y el resto las llenó de pelo". Hay quien quiere jugar a ser Dios y se rapa, allá ellos. Sufrí mucho con mi alopecia, potingues que me dejaban la cabeza como un estropajo, unas pastillas mágicas contra la caida del cabello que hicieron que me creciera pelo en los hombros, hasta que dije ¡basta ya!, primero con la tijera y despues, cuando mi estado fué irreparable directamente con la rapadora. Ahora hay quien dice que mi calvicie unida a una frondosa barba, en la que ya empiezan a aparecer canas, me hace irresistible (lo dice mi mujer y no sé si alguine más).

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  11. Uffff....me ha encantado...

    Una verdadera delicia de entrada Krapp.

    Bajo mi punto de vista lo que les pasa a los que optan por decisiones drásticas, y no por subterfugios a lo Anasagasti, es que por primera vez ya no cuela lo del hombre y el oso...y los varones han decidido cuidar su imagen y, sobre todo, que las modas mandan y parerce ser que lo calvo mola.

    En este aspecto con Novi comparto calvo mitíco (mi adorado, Yul) pero en general, cuando un hombre me gusta, me da igual que sea calvo o que lleve coleta.

    Un placer, Krapp.

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  12. Qué puedo decirle Dr. Krapp!!, que una servidora se casó con un calvo de raza, de los de verdad, como usted señala y... estoy encantada. También lo hice por convicción y me niego a que se rape, jeje. Abrazos ;-)

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  13. Son modas.
    La mayoría de esos rapados son gente alopécica que prefiere esa opción a tener que mostrar la escasez de su pelo o a disimularla mediante aquellos laboriosos "flequillos rosquete"
    Que hagan lo que quieran.
    Como esos tipos que se depilan el cuerpo entero. Son ganas de sufrir.
    Con lo que duele la cera...

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  14. No sabes hasta que punto soy yo rara, Krapps¡¡¡ :P .. Luis, que gasta buena melena nuestro amigo??? Cuenta, cuenta :D:D:D:D

    Besos y feliz martes

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  15. Peladas perfectas: Yul Brynner & Telly Zabala
    Pelada horripilante: Iñaki Inasagasti
    Ex pelado alopecico : Pepe Bono
    Ex pelada perfecta: Sydney O`Connor
    Pelado "peludo": Sean Connery
    Peludo "pelado": Dr Krapp....

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  16. Lo has definido muy bien, Enric, pero has de reconocer que aunque el protocalvo se afeite la cabeza no por ello debe entrar en la Orden Calvonista y disfrutar de los privilegios físicos y sexuales inherentes a esa condición. Saludos

    Así es Un paseante. El primer grupo peca por exceso de derrotismo y el segundo por baja autoestima y falsa presunción. Ninguno de ellos es digno de pertenecer a la élite calvocrática.

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  17. ¿Te das cuenta, Dizzy? Al final necesitas el pelo aunque sea colgando en la cara. Un buen sustitutivo para muchos. Yo diría que en esa irresistibilidad de la que hablas algo tiene que decir tu frondosa barba.

    Gracias, Cristal. No sé si creerte cuando me dices que te da igual un hombre calvo que otro con coleta. Yul Brynner es el modelo de calvo exótico pero no hay muchos más ejemplos posibles.

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  18. Carzum, muchas felicidades. No creas que es tan fácil encontrar algo auténtico ante tanta impostura tanto falso calvo y medio calvo que pretende demostrar que son lo que no son.

    Son modas, Tesa, pero yo si tengo que elegir prefiero la moda Afro y lo digo porque fue la gente de color la que empezó en los 80 con esta moda del rapado coincidiendo con la movida skin head.

    Felicidades, Novicia.

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  19. Me sobrevaloras, Kuto al ponerme al lado de esos seres prodigiosos.

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  20. No tienes un pelo de tonto como demuestra este relato.

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  21. jjjjjjjjjjjjjjjjjjj....eah! !!y sin comerme un pelo!!!...digo, una jota!!!


    Besotes a los melenudos, a los calvorotes y a los "mediospelos" (hoy estoy generosa)

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  22. Hola Doc,

    Hace un par de años leí (lo leo casi todo) una entrevista con periodista deportivo español recientemente fallecido, famoso por hacer popular aquello del tiki taka. Lo que más me sorprendió (y lo único que recuerdo) es que dijo que hasta que no peló su craneo al cero y se puso una ridícula pajarita no le contrataba ni su madre, pero desde que decidió cambiar de look no paró de obtener un contrato detrás de otro. Pasa en muchos sectores. Por mi profesión conozco gente de sector del cine que al no ser pretendidamente originales les cuesta encontrar trabajo a pesar de su gran profesionalidad. Y conozco también auténticos impresentables disfrazados de megaguais que triumfan sin problemas. Es el eterno problema de la máscara. Si no la llevas la gente cree que algo ocultas mientras que si echas mano de ella los que te rodean se sienten atraidos al ver que, como ellos, pretendes esconderte detrás del más absurdo se los escondrijos.

    Me temo que nos tendremos que conformar. Es lo que hay amigo.

    Saludos Doc,
    Jazzy

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  23. Es lo que hay pero al final como en el caso de Andrés Montes, que citas, se impone la personalidad. Un hombre al que criticaron duramente no por su forma de vestir, por su calvicie o por el color de su piel si no por su forma original de narrar los encuentros. En un mundo homogéneo él se atrevió a tocar su propia nota. Le criticaron pero ahora muchos le copian y adoptan como suyas sus expresiones. Dichosos los que no se conforman.
    Saludos, Jazzy

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  24. No creas, Manuel, uno nunca está lo suficientemente rapado como para no caer en alguna forma de estupidez.

    Felicidades por tus generosos besos, Lola. Ese es el espíritu que se necesita en estos tiempos convulsos.

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  25. Magnífica observación de la calvicie auténtica y la de pose.
    Quienes se entregan al despoblado craneal por moda muestran su sumisión y conformismo.
    Igualmente recuerdo ésas heróicas defensas capilares de quienes iban modificando su peinado para adecuarlo contra la apariencia de calvicie.
    La primera etapa era caer en el peinado tipo boina.
    De ahí se pasaba a tomar mechones de pelo de donde aún abundaba y se acomodaban a cubrir lo pelado y se llamában "préstamos".
    Y aún existen quienes llegando a la desesperación se ponían un peluquín. Éstos artefactos tenían
    mil nombres :Chuchulucos,pelucas,alfombras,bisoñés,etc.
    Y ahí se daban variantes tremendas,
    desde las francamente cómicas, hasta las que lograban el efecto real de cabello auténtico.

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  26. Por lo menos el que intenta resolver el mal con sus propios medios no renuncia a la lucha y se niega a admitir un verdad evidente: la calvicie es fea, sin paliativos. Esa es mi impresión, Carlos. Gracias por tus palabras.

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  27. Hay calvas y calvas... como tú dices, una cosa es ser calvo de verdad y otra, falsificado. Hay grandes calvos, realmente sensuales. Pero a veces gana la cofradía. Muy buen texto para reflexionar. Un abrazo

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