30 diciembre 2008

Tus papás te aman



Al niño le gusta hacer el mono en el pasillo de su casa. Sus papás, tan modernos, le han enviado a un curso de expresión corporal.


El niño, ahora inexpresivo, hace redobles golpeando con sus manos una caja de cartón. Sus papás, siempre diligentes, lo han matriculado en el Conservatorio.


El niño que odia el solfeo, corre y da saltos por el parque. Sus papás, bien dispuestos, lo han metido en el club de atletismo.


El niño agotado, solo quiere pintarrajear hojas de papel con su caja de colores. Sus papás, sin duda atentos, le obligan a ir a clases de plástica.


El niño ya no pinta nada, está quieto y tiene miedo de moverse. Sus papás, muy preocupados, lo llevan al psicólogo.

27 diciembre 2008

Periscopio arriba


Nunca hubo meriendas tan esperadas como las que venían acompañadas por la visión de algún episodio de Viaje al fondo del mar. Daba igual la calidad de los bocatas, podía ser un embutido, una tableta de chocolate o un simple plátano encajado a duras penas en una barra pequeña; lo realmente importante estaba ahí, a pocos metros, cuando sonaba una sintonía en el aparatoso aparato y un poderoso mago, el señor Irwin Allen, nos permitía embarcar hacia cierto reino encantado bajo aguas abrumadoras y en riguroso blanco y negro.



Irwin Allen no usaba una varilla mágica, ni pócimas sacadas de polvorientos manuales secretos, ni conocía el lenguaje prohibido de los dragones; era un productor norteamericano responsable de muchas de aquellas películas de catástrofes de los 70 -La aventura del Poseidón, El Coloso en llamas, etc..- pero por encima de todo, creador de cuatro series de TV que entraron a saco, y sin pedir permiso, en las mentes algo calenturientas de los niños de los 60.
Viaje al fondo del mar es la más antigua. Nació como una secuela de la película del mismo título realizada en 1961 por el propio productor. El submarino Seaview, es un navío ultramoderno -su hermoso diseño lo hace semejante a un mamífero marino- construido con propósitos científicos y sometido a mil y una aventuras provocadas por la insania de todo tipo de villanos kitch: gigantescos monstruos antidiluvianos, seres antropomorfos y escamosos que zarandeaban la nave como si se tratase de una alfombra y otros capaces de introducirse en la nave de estrangis -recuerdo lejanamente un episodio con juguetes asesinos- e incluso dentro del cerebro de sus tripulantes que de repente, y sin venir a cuento, empezaban a hacer cosas extrañas.
En su tripulación estaba el Almirante Nelson, un marino patriarcal con algo del capital Nemo en su vocación científica y visionaria, que era además el diseñador de la nave y sus sofisticados aparatos; el capitán Lee Crane, oficial con un acusado sentido del mando e infinita lealtad hacia el almirante; el teniente Chip, tímido segundo del anterior y por último, el bravo Kowalski, un marinero de origen ruso, frecuentemente apaleado,
pero favorito de todos los niños al aportar el matiz pícaro en tan alta aventura.


Todo era inquietante, sorprendente, algo sombrío, tal como siempre imaginamos que debía ser el océano profundo antes y aún después de los documentales de Cousteau. Sin embargo, más allá de la zozobra y el suspense, había lugar para el regocijo de una mar encalmada, iluminada por los rayos de sol y propicia para la navegación majestuosa del
Seaview, inconfundible gracias a su fina estampa y a su sonar perpetuamente hiposo.

22 diciembre 2008

Preocupaciones de papá

Mi padre me llamó a su despacho y me hizo sentar en un puff cochambroso que había comprado en el mercadillo de los domingos. A falta de otras virtudes más llamativas, pretendía que la familia reconociese su maravilloso olfato para descubrir deslumbrantes gangas entre la mierda.
  • Te he hecho venir, ya que espero que me digas de una santa vez que pretendes hacer con tu vida.
  • Papá, te lo he dicho en varias ocasiones: quiero estudiar veterinaria como tú.
  • Esas son bobadas. Con dos hijos con carrera, basta. Eres el último y como tal, tanto tu madre como yo mismo, hemos depositado en ti todas nuestras ilusiones.
  • No os podéis quejar, a mis hermanos les ha ido bien. El mayor estudió derecho y ahora es un funcionario de cierto nivel. El segundo está haciendo el proyecto de arquitectura. ¿Que hay de malo en que yo haga lo que hicieron ellos?
  • ¿Funcionario, arquitecto, veterinario? Eso son puras chorradas ¿Qué mérito tiene hacer una carrera? Cualquier idiota consigue un título. Yo quiero para ti algo distinto.
  • Tú estudiaste una carrera.
  • No tuve opción. Tu abuelo me puso entre la espada y la pared.
  • ¿Y que quieres que haga yo?
  • Quiero que te hagas hippie. Necesitamos un hippie en la familia.
  • ¿Hippie? ¿Hablas en serio?
  • Sí, hippie. No se por qué pones esa cara de sorpresa. Vivir sólo con lo estrictamente necesario sin ser esclavo del consumo y de la moda. Hacer lo que te venga en gana sin estar sometido a un horario, a un jefe, a las hipocresías de la vida laboral. Poder dedicarte a la artesanía o incluso al arte. Tú dibujabas bien de pequeño.
  • ¡Papá, en las láminas para el colegio!
  • No pongas pegas, está decidido. He hablado con el tipo ese que toca la flauta junto al super de la esquina y hemos llegado a un acuerdo para que te tome por aprendiz a partir del lunes. Me pareció un tipo muy experimentado y lleva muchos años en este negocio.
  • ¡Pero si es un tipo mugriento que vive de la limosna! Papá, ¿quieres que tu hijo sea un mendigo?
  • Hay cosas peores. Ese será tan solo el principio. Hay que empezar desde abajo. Si lo haces bien, lo sustituirás en su puesto este verano cuando vaya a pedir en las fiestas y ferias de la comarca. Quien sabe hijo, a lo mejor algún día puedes acabar siendo el patriarca de una secta milenarista de esas que hacen yoga y bailan danzas religiosas lanzando pétalos a diestro y siniestro. ¡Ay señor, nunca agradecerás bastante, todo lo que tu padre hace por tu bienestar!

18 diciembre 2008

El mal siempre viene de fuera


Los niños de los arrabales conocemos los peligros del mundo exterior. La diaria convivencia con las abyecciones de la civilización nos ha servido para curtirnos ante cualquier espanto.
En nuestro mundo fronterizo, es fácil encontrar en una maraña de maleza, crecida por la incuria y surtida de objetos variopintos, la guarida de algún espantoso hombre del saco dispuesto a hacer liposucciones con una simple canícula en forma de puñal herrumbroso. Por las noches, dentro del lavadero abandonado, acechan licuescentes sanguijuelas semihumanas venidas de algún vampírico submundo. Aquella casa derruida, en terreno de nadie, cerca de la cloaca que llaman riachuelo, es lugar de llantos y lamentos infantiles a horas no cristianas.
Sin embargo y por encima de todo, los niños perdidos de extrarradio tenemos pavor a una cosa. A algo que ocupa un lugar privilegiado en nuestras peores pesadillas de fin de vacaciones: LOS INVASORES




"Los invasores: seres extraños de un planeta que se muere.
Destino: la Tierra.
Propósito: apoderarse de ella.
¿Cómo empezó todo? Para David Vincent empezó una noche en un camino solitario, cuando buscaba un atajo que nunca encontró. Empezó con un merendero cerrado y abandonado, con un hombre tan fatigado que no podía seguir el viaje. Ahora, David Vincent, sabe que los invasores han llegado, que se han adaptado al aspecto humano. En alguna forma, debe convencer a un mundo incrédulo de que la pesadilla ha comenzado."



¡Vaya tela!
Vaya tela ser tomado por alienado en un mundo de alienígenas normalizados y también de normalizados a secas, que piensan que tú eres la excepción a la norma impuesta. Demasiado para un niño de los arrabales que no conoce aún su sitio en el mundo pero que sabe con certeza que ahí fuera, en el descampado, va a aterrizar un aparato redondo y lleno de lucecitas de donde saldrán unos tipos envarados y adustos, sin corazón, con el meñique erguido y dispuestos a desintegrarte o a desintegrarse ellos si la ocasión lo requiere.
Una serie que ni siquiera tiene final. Apenas dos años de emisión y una juguetona obsesión para siempre.

13 diciembre 2008

PatoDifuso


  • Lo siento, no puede ser.
  • ¿Pero que más te da, mamá?
  • No me llames mamá, si te cuidé en su momento es porque pensaba que eras hijo mío.
  • ¿Cómo dices eso? Tú eres la única madre que he tenido. Siempre te he considerado como tal.
  • No puedes volver. Tus hermanastros no te aceptaban antes y no te aceptarán ahora. En el pasado te despreciaban por raro, ahora se sentirían acomplejados al verte tan grande y robusto. ¡Vete con los tuyos!
  • Me gustaría saber quienes son los míos.
  • No te puedo ayudar en eso, lo tienes que descubrir tu mismo.
  • ¿No hay ninguna posibilidad de volver a casa?
  • Ninguna.
  • Entonces, adiós, mamá.
  • Adiós hi...adiós, adiós.

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  • ¿Quien era, Mamá Pato?
  • Tu hijito descarriado, el feo. En Navidad cierran la Escuela de Formación Profesional de Cisnes y quería venir a celebrarla con nosotros.
  • No vuelvas a decir que es mi hijo, no tiene nada que ver conmigo. Si acaso lo será tuyo y eso por ser tan desastre como para incubar un huevo de cisne y no darte cuenta.


(OJO AL DATO: RESPECTIVAMENTE,
HUEVOS DE CISNE Y PATO)


  • ¡Lo que me faltaba por oír! ¿Dónde se supone que estabas tú mientras yo cuidaba de ellos?
  • No, si al final voy a yo ser culpable de que seas tan patosa.
  • ¿Patosa? ¡Tú si que eres un patán cuando haces el ganso por ahí con esas pretenciosas pavas! ¿Te crees que no sé lo de tus aventuras con ciertas volátiles pájaras de mal vivir?
  • Tuve que hacerlo, tú no me hacías caso. Te pasabas el día cuidando a tus crías y no me prestabas la debida atención. Te prometo que no va a volver a suceder, patita mía, estoy arrepentido.
  • Vale, patito de mi corazón , te perdono. Lo importante es que la familia este siempre unida. ¿Unida, oyes? Para siempre.

06 diciembre 2008

Oeste íntimo



Cuando los domingos eran domingos y la televisión privilegio de pocos, los niños del barrio nos reuníamos sobre las cuatro de la tarde en el club social para asistir, desde nuestras sillas de tijera, a una ceremonia casi religiosa en el que los miembros de la familia Cartwright eran los chamanes. El siempre juicioso papá Ben, el elegante Adam, el tierno y algo torpe Hoss, el simpático Joe y luego el cocinero chino que daba la nota de color a tan excitante familia. Aunque la están echando en alguna televisión autonómica, volver a ver la serie es un trabajo baldío: la magia ha muerto.


A lomos de su caballo Joe D, llegó El Virginiano al pueblo de Medicine Bow (nombre extravagante incluso para un pueblo del indómito Oeste) y descubrimos que a veces es más estimulante ser Sancho que Quijote y que, por lo tanto, nuestro héroe era Trampas y no el protagonista de desconocido nombre. Con los años te enteras de que los diferentes dueños del rancho Shiloh eran extraordinarios y maravillosos actores del Hollywood clásico (Lee J. Cobb, Charles Bickford, John McIntire, Stewart Granger etc.)


Daniel Boone fue un personaje real, un auténtico pionero que vivió a finales del siglo XVIII y principios del XIX, en el Oeste incógnito. Tan incógnito como era para nosotros la vestimenta del personaje principal, interpretado por Fess Parker (llevaba un gorro de piel de zorro y su casaca era parecida a la que usaban los indios) La acción se desarrollaba durante la revolución independentista de Estados Unidos lo que grantizaba que el contenido patriótico estaba muy presente en cada uno de los capítulos, por otra parte llenos de anacronismos.


El Oeste de Rin TinTin era un Oeste infantil trazado con colores básicos. El nombre procede de una larga serie de películas, incluso del cine mudo, que tenían como protagonista a un perro en tiempos de guerra. La serie de TV. reflejaba las aventuras de un perro y un niño en un fuerte fronterizo del Oeste en tiempos del militarismo heroico anti-indio. También se editaban tebeos sobre el personaje y su inseparable compañero que los niños leíamos con fervor.


¡Qué extraña serie era Jim West! Comedia, drama, espionaje, efectos especiales, ciencia ficción, kárate. Hoy sería una serie postmoderna que mezclando condimentos diferentes llega a texturas absolutamente personales. Jim West es un James Bond del Oeste, mientras que Artemus, su compañero, participa de las características de Q, el inventor multiusos de 007. Dadas sus peculiaridades, no es difícil entender que se haya convertido en serie de culto para paladares exquisitos.
Seguiremos otro día, con más historias de nuestra entrañable teleadicción infantil.

02 diciembre 2008

El vuelo de los egonios


Digámoslo claro: los egonios piensan que Dios los creó un día en que se sentía especialmente atinado. Según ellos, y cualquiera les contradice, desplegó su más preciada colección de redomas y se valió de inigualables ingredientes que luego mixturó con extraordinario ingenio para crear al primer, aunque incompleto, egonio. La llegada posterior de trabajadores extranjeros proporcionó el elemento feraz que faltaba al permitir la cristalización del egonio definitivo y autosuficiente.
Es verdad que la independencia de Egonia no supuso la eclosión de aquella joya deslumbrante  como algunos pensaban. Hubo conflictos militares, guerras, corrupción y alguna que otra repugnante dictadura. No podía ser de otra manera, cualquier proceso de crecimiento y desarrollo requiere que cada una de las fuerzas en juego alcancen su máximo de potencia antes de ser reconducidas por la necesidad de un equilibrio estable con las demás. Los egonios, maestros en tantas cosas, también eran maestros en la espera y supieron aprovechar el tiempo.
¡Vaya si lo aprovecharon!
Para ello decidieron crear una cultura basada en el malestar. La magistral cultura egonia enseñó al mundo como se puede sacar partido de las fragilidades, los conflictos no resueltos e incluso de los desechos acumulados en los arrabales de la vida. Literatura, arte y música para demostrar al mundo que estaban preparados para echarle un pulso y ganarlo sin esfuerzo y con elegante donaire.
El triunfo fue absoluto.
Todos, en todas partes, quisieron ser egonios.
Individuos del más alejado confín adoptaron la moda egonía, la forma de hablar egonia, la forma de gesticular egonia, la forma de escribir egonia. Sí, incluso aunque rechazasen el desastre que era Egonia como país. Un país potencialmente rico pero esquilmado con suprema elegancia por egonios sin escrúpulos.
Pronto, a los asombrosos egonios les quedó estrecho su mustio territorio y decidieron apoderarse del resto del mundo. Iban bien preparados, sabían que todos envidiaban su sabiduría y su estilo inconfundible. Además llevaban consigo su mejor arma: el orgullo, eso que los malvados y envidiosos confunden con petulancia.
¡Qué fácil les fue llegar a las cimas más altas!
Eruditos en privaciones, la conquista de la Tierra fue un paseo.
Pero no hicieron lo habitual.
No, señor.
En vez de territorios fueron más sutiles y se dedicaron a la conquistar el cerebro de sus semejantes gracias a sus desmesurados conocimientos de la psique humana.
Adueñados de las mentes lo demás vino por añadidura.
Ahora ellos son los dueños de nuestro destino y nos permiten a los demás ser sus humildes servidores con la condición de que sigamos siendo portavoces de su grandeza.
¡Qué grande es ser egonio!

30 noviembre 2008

Culpables de nacer hombres


¿Cuales son las fronteras de la indignidad cuando se manifiesta en nombre de supuestos ejercicios de protección ética?
¿Hasta cuando deberemos seguir sumidos en esta ruin hipocresía del Estado protector para consumo de idiotas complacientes?
¿Se puede llegar más lejos en este mercado de las mentiras en el que ellos se arrogan el derecho divino de condenarnos antes de haber pecado?
¿Cómo se puede jugar con nuestro ancestral sentido de la culpabilidad remedando el pecado original y hacerlo, además, de una manera tan burda?
¿Qué medidas va a adoptar el gobierno español para acabar de una vez por todas con los últimos reductos de nuestra sensibilidad humana?

23 noviembre 2008

Eternos grandes finales


¿Amores que matan nunca mueren?

¡Y tú que creías ser el elegido!

¿Puede ser bueno un sentimiento tan ciego?

Sólo sobre el papel queremos ser como él.

Y colorín colorado...

19 noviembre 2008

Homo sapiens: nueva versión


Hola amigos: 
Después de una larga espera en todo el orbe animal, podemos confirmar que pronto saldrá a la luz el secreto mejor guardado del Equipo de Diseño de Especies Naturales, (E.D.E.N.), es decir, la versión modernizada del actual homo sapiens.
Sí, la gran novedad de hoy se llama homo sapiens simplicissimus, el nombre que se le ha puesto a la primera actualización de la especie humana en miles de años. Y para hablarnos de esta exclusiva contamos en nuestros estudios con la presencia de Don Aciago Demiurgo, jefe de operaciones y nuevos lanzamientos de E.D.E.N
  • Díganos ¿ha merecido la pena tanta espera, señor Demiurgo
  • Por supuesto. Nuestro equipo tiene plena confianza en la nueva especie. Todas las pruebas que le hemos realizado a nuestro prototipo nos confirma en la excelencia de nuestro producto. Sin dudarlo, es nuestra mejor apuesta de futuro en el campo de los primates superiores. 
  • El homo sapiens ha sido bastante dañino para el resto de especies. ¿ocurrirá lo mismo con la nueva versión? 
  • En absoluto. El nuevo homo cuenta con una interfaz gráfica de lo más amigable. Además su capacidad de adaptación al entorno es óptima. Hemos mejorado su memoria de acceso aleatorio, es decir su RAM, y reducido su memoria sináptica permanente. Es cierto que su capacidad de almacenamiento es más reducida pero así no volverá a poner en peligro a todo el sistema operativo. Indudablemente el resto de los seres vivos se sentirán ahora más satisfechos y tranquilos. 
  • ¿Entonces el resto de especies tenemos garantizada nuestra seguridad? Se ha criticado mucho el exceso de libre albedrío del homo sapiens.
  •  Mire, hemos mejorado hasta tal punto los controladores y protocolos de seguridad, que cualquier modificación no prevista del entorno por parte del nuevo homínido, provocaría automáticamente el bloqueo de su desarrollo como especie. 
  •  Un libre albedrío simplificado, menor capacidad de almacenamiento, una reducida memoria de larga duración. ¿Este homo sapiens simplicissimus parece peor preparado para sobrevivir en un mundo tan hostil como el que le ha dejado su antecesor?
  •  Muy al contrario, ahora será más consciente de sus limitaciones. Vivirá menos aferrado a su historia o a su cultura, pero más en contacto con el mundo que tiene delante de sus narices y del que hasta ahora apenas ha sabido disfrutar. 
  •  ¿Pero será más tonto? 
  • Sí, de alguna manera, pero a cambio conseguirá más fácilmente lo que siempre ha buscado: la felicidad. 
  •  Si su felicidad nos concede al resto de especies algo de paz, bienvenida sea.
Les espero en nuestro próximo programa. Les habló desde Al Bicho Vivo, su amigo y compañero, el Sapo Pepe Perreras.

07 noviembre 2008

El héroe pálido


En un capítulo anterior:

"(...)Tras su triunfo, en la primavera del 2011, el General Defarra convocó elecciones democráticas; promovió una nueva constitución -aún más anodina que la anterior- y ya en posiciones inmovilistas creo un nuevo partido el Movimiento hacia el Muermo Absoluto (MMA) con el que consiguió mantenerse en el poder en los siguientes 16 años bajo el lema "Un tiempo de paz, silencio, apalancamiento y sopor(...)"
(Ver La dictadura botellona 3-septiembre-2007)

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Cuando el General Defarra llegó a la cúspide observó todo lo que había dejado debajo y sintió vértigo.
Había sido un concienciado universitario, líder plasta en asambleas chorras. Luego con el seudónimo Bo Peixe (Ver Entrevista con el Comandante) se convirtió en un fotogénico comandante de guerrilla rural donde se combinaba la ortodoxia maoísta con ciertos toques New Age. Por entonces pretendía una vuelta a los valores más rancios de su grandiosa -para los extranjeros minúscula- patria.
Finalmente, antes de su entronización definitiva, creo el Ejército de Liberación de la Juventud Rayada (ELJR) en el que se autoproclamó General en Jefe. Era la época de la Dictadura Botellona (Ver otra vez La Dictadura botellona) y escogió un nuevo nombre, Domingo Defarra, para asegurarse que sus compañeros de viaje le perdonasen sus devaneos con el ruralismo más cutre y hortera.
Aquel botellonazo fue su consagración, pero intrigante como pocos, no dudó en traicionar a la causa y a su líder Mariano Beodo, entrenando a sus hombres clandestinamente y guardando todo un arsenal de armas en silos ocultos. Con el tiempo, dejó de asistir a las obligatorias Orgías Patrióticas lo que le ganó las simpatías de la circunspecta oposición al régimen.
Estaba previsto, cuando el delirio alcanzó niveles difícilmente superables, el General Defarra ya estaba preparado para cambiar el rumbo de las cosas. Entonces se postuló como el "Salvador de la Patria en Peligro" y condujo a sus hombres a una lucha corta y sin cuartel. Las hordas botelloneras, pilladas en plena resaca, no fueron rivales para las disciplinadas tropas del Ejercito de Liberación de la Juventud Rayada. Cuando cayó la capital, se acabó la fiesta.
Tras la victoria, el General Defarra se presentó a si mismo como un hombre pacificador y nada rencoroso. Los vencidos fueron internados en centros apropiados y obligados a trabajar en la reconstrucción del país. Cuando se recuperaron lo suficiente -habían sido alimentados a pan y agua- los supervivientes fueron deportados a diferentes destinos, incluyendo territorios extraplanetarios.
El nuevo cambio de nombre de nuestro héroe, ahora Marcial Modorra, se justificó como forma simbólica de romper con el ominoso pasado.
Se abría un nuevo mundo, bajo un único líder y con una única ideología que debería ser la definitiva para siempre jamás: el modorrismo.

05 noviembre 2008

Un ruego a los aspirantes a redentor


Ante la ausencia prolongada de Dios, ¿adónde se ha ido tan poderoso caballero?, se ruega encarecidamente a los aspirantes a redentor que presenten al menos un test de idoneidad homologado por un organismo que ofrezca las debidas garantías.

Seguro que sabrán entender que a pesar de haber pasado casi tres siglos desde la misteriosa desaparición del Supremo Hacedor, nos merecemos algo más que esta pandilla de tipos lamentables y chapuceros que han intentado sustituirlo con rotundo y en algunos casos sangriento fracaso.
Gracias.

31 octubre 2008

Leña al mono que se deja



"Leña al mono que se deja", el popular programa de cotilleos del fin de semana, vivió una jornada sorprendente en su última emisión. Después de quince minutos picoteando sin entusiasmo sobre las mollejas e higadillos de la actualidad, se procedió al degüello del primer invitado -en este caso invitada- de la noche.

Se trataba de Miss Andrews, la severa institutriz que cuidó en su ya muy lejana juventud a nuestra inefable Nancy Superstar. Como se sabe, los padres de Nancy eran personas adineradas y sabían que su hija, con tanto lujo a su disposición, tenía todos los boletos para ser una perfecta niña pija con la cabeza a pájaros. La decisión fue muy meditada: decidieron contratar una nanny inglesa para que alimentase de realidad a las pobres aves enjauladas y probar de paso si era posible colocar algo no volátil en la sesera de su idolatrada criatura.

Cincuenta y tres años después, Miss Andrews parece algo desmejorada y quizás ya no tenga fuerzas para ponerse el traje de Mary Poppins y volar por encima de las mansiones de la urbanización. Cualquiera lo hace con esa patrulla de vigilantes de seguridad, sin fantasía y con cierta tendencia a apretar el gatillo si aparece algún bicho viviente de color oscuro. La única ilusión actual de la venerable anciana es poder largarse de la Residencia de ancianos Madrecita de los Pobres Desamparados o al menos, si las monjitas se quedan con el dinero -cosa habitual cuando se trata de los ingresos extras de los viejecitos- mejorar la calidad de los postres en la residencia ya que cree recordar que en el mundo exterior no toda la fruta tiene aquellas costras tan negras y amargas al paladar.

La entrevista fue un éxito. La anciana salió sedada y en camilla en dirección al hospital entre los aplausos del público y las felicitaciones de los contertulios a la rematadora de la faena, la iracunda Facunda.

El conductor del programa presentó con sonrisa socarrona el segundo acto de la velada. Llegaba el momento del humor. Tenía su gracia ver a una vieja señora derrumbada en una camilla, pero resultaba algo patético al lado del divertimento que supone meterse una vez más con el hijo de la folclórica y el torero muerto. En realidad el muchacho es un tipo de lo más normal, pero siendo el hijo gordo y feo de una famosa, a su vez conocida por su altivez y soberbia. se le considera rica carne de cañón para los insaciables comentaristas.

La iracunda Facunda tensó las venas de su cuello hasta parecer una ballesta a punto de lanzar sus flechas mortíferas; los dos paparazzi buscaron el mejor plano tras el parapeto de sus papeles; la periodista amiga -de los Vips se entiende- ensayó la mirada arrogante de las exclusivas de postín; por último, el veterano Marrullas gastó uno de sus acostumbrados gestos amanerados que precedían casi siempre al ahuecamiento cínico de su mirada de sapo.

  • Facunda, comienza tú - dijo el presentador.

Facunda lanzo la flecha:

  • Una vez más el hijo de la folclórica se ha puesto en evidencia. Nuestro amigo, Paquuuuu...
Aquello parecía un mugido y sin duda había salido de la poderosa boca de la periodista.

Intentó volver a hablar:


  • Muuuuuu...
Sin duda, un mugido en toda regla. Un mugido de ley. Como el de la vaca rubia de mi tía Esperanza. Con la cara gacha,y colorada como un tomate de huerta ecológica, la señorita iracunda prefirió abandonar el plató.

Murmullos.

Voz solicitando silencio por parte del presentador y finalmente toma la palabra el ladino Marrullas:


  • Ignoro lo que la habrá pasado a mi compañera, Facunda, pero ya se sabe con las mujeres... y ésta tenía toda la pinta de estar con la regla - La risa esperada no fue secundada por el resto de la audiencia aún aturdida por la sorpresa.

  • Respecto al niño ese, sólo puedo decir que Paquuuuu... -Aquel nuevo mugido, algo más varonil, fue acompañado por el hiperveloz brote de unos objetos en las canosas sienes de Marrullas.

  • ¿Qué coño le pasa? - gritó un regidor mientras el veterano periodista se desplomaba en la moqueta.

  • Le están saliendo cuernos - respondió impasible la peripuesta amiga de los Vips.

Fue el acabose. En pocos segundos y tras el marasmo consiguiente, quedó el plató vacío y se cortó la emisión.

Esta mañana, los comentaristas del programa han celebrado una rueda de prensa. Marrullas, que escondía sus muñones con un gorro de lana con pompón, manifestó que había pasado una noche horrible con los cirujanos. Los especialistas -después de hacer diferentes pruebas con toda clase de instrumentos afilados y cortantes- habían decidido usar el método expeditivo de la broca común de taladro. Siguió diciendo que su indignación era tan grande, que sin respetar su convalecencia, había decidido con sus compañeros presentar una demanda de daños contra el hijo de la matador y la folclórica al que acusa, sin ningún género de dudas, de utilizar artes malignas para provocar su humillación pública. Algo nunca visto en la televisión. El puñetero Paquuuuuu..

24 octubre 2008

Escandalizados reunidos formando un montón



Ayer, en el Macroauditorio "El alma no se entrega", se produjo la mayor concentración de escandalizados de la que se haya tenido noticia hasta la fecha.
Veinteañeros sin oficio ni beneficio pero con ganas de bronca. Treintañeros prematuramente fosilizados tras tanta búsqueda de la estabilidad. Parejas del Baby boom sorprendidas por la inevitabilidad de los cuarenta. Cincuentones alterados o aletargados. Sesentones al borde del precipicio. Setentones ya en el abismo, pero aún agarrados a la ramita que pensaban salvadora. Octogenarios sin ilusiones, ni quimeras.
Todos ellos se encontraron allí, venidos de cualquier parte, acudiendo a la convocatoria realizada por la Red de Medios Resentidos, Ofensivos y Sobreexcitados (Re.Me.R.O.S.) Era su momento. Por fin podrían dar rienda suelta y sin complejos, al miedo y la vergüenza que les supone sobrevivir en un mundo en el que ha desaparecido su sistema de referencias.
En la parte delantera del recinto, se agolpaban las familias numerosas instaladas en la dicha de poder presumir de sus intachables instintos morales cara al resto de la colectividad. Un poco más atrás, se hicieron con un sitio los célibes-en sus ramas civil y eclesiástica- haciendo gala de su suntuosa misantropía pero sintiéndose íntimamente satisfechos de poder guarnecer sus espaldas gracias a la presencia de varias colonias de iridiscentes infantes uniformados y vociferantes. Al final de todo, en las esquinas sombrías, se resguardaban los seres viscosos procedentes de las cloacas de la dignidad ofendida y el saber estar.
A la hora prevista, las 10 de la noche, aquella masa concienciada comenzó a agitarse. A su lado, los Monitores de Moralidad Subyacente les dieron las últimas instrucciones sobre como colocarse el escandómetro en el antebrazo, casi a la altura de la axila.
Se apagaron las luces, el enorme y plateado contador de neón empezó a palpitar y en las dos enormes pantallas del recinto empezaron a aparecer imágenes de malestar en forma de recopilatorio noticiero de asuntos desagradables. La multitud empezó a rugir, el enorme contador se puso en marcha y el staff interventor -formado por cuatro notarios y noventa y tres taquígrafas- empezó a tomar buena nota de las veloces cifras.
Fuera se oía el sonido acompasado de los miles de escandalizados que no pudiendo entrar en el envite, formaron, con sus propios cuerpos,
una cuña humana para intentar derribar las puertas del auditorio. Tarea inútil.
En cambio dentro la situación habían evolucionado hasta cierto frenesí agitado.
Parte de los reunidos, dejándose llevar por instintos secretos buscaron la intimidad de las gradas vacías. Otros prefirieron permanecer en la propia pista central del macroauditorio mientras se sentían atacados por fogosos berrinches incontrolables. Menos mal que cerca estaban los Monitores de Moralidad Subyacente y algunas cuadrillas de Protección Civil debidamente pertrechadas con camillas y bebidas isotónicas. Apenas hubo incidentes, algunos levitantes de bajo vuelo y una docena de personas penetradas por una estupidizante arrobamiento lejanamente emparentado con la mística.
Era todo muy vehemente, muy confuso pero moralmente intachable.
Al fin el Gran Conductor dijo las palabras que todos esperaban:

  • "¡Lo hemos conseguido! Hemos echado un pulso al gobierno y lo hemos ganado. El nivel alcanzado por nuestro empuje sería suficiente para derribarlo e incluso para hacerlo desaparecer de la faz de la Tierra"

Todos miraron al contador y se sintieron felices de contemplar aquella cifra astronómica. Era superior, muy superior, a la cantidad consignada por los Presupuestos Generales del Estado para este año. Prorrumpieron en vítores al Gran Conductor, a los medios implicados en el evento y a ellos mismos como autores de la proeza.
Cesaron las imágenes, se encendieron las luces y se oyeron los últimos suspiros.
Fuera esperaban los autobuses y la multitud satisfecha de si misma y ya relajada, se dejó llevar como rebaño hasta el anonimato ahora apetecible.

16 octubre 2008

Deconstrucciones o derrumbes



  • Es usted el último descendiente vivo de su tío, por eso he pensando que sería la persona más adecuada para ayudarme a introducir algunos datos biográficos como colofón de mi tesis doctoral sobre su obra.

  • ¿Una tesis sobre mi tío? No pierda el tiempo, hay gente más interesante que él.

  • Demasiado tarde, llevo cinco años dedicados al estudio de sus textos. Creo que se ha cometido una enorme injusticia con su figura y pretendo con mi estudio sacarlo del anonimato y ponerlo en el lugar que le corresponde.

  • El lugar que le corresponde es la nada y mejor atado con unas buenas cadenas para que no haya peligro de que pueda salir de allí.

  • Entiendo su postura. Convivir con un escritor de tanta enjundia debe ser difícilmente soportable. Las personas como su tío suelen ser seres huraños, quisquillosos, introvertidos. Se entregan a su arte de una forma monomaníaca, lo que les impide tener una relación fluida y normalizada con su entorno. Piense en lo harto complicado que debió ser vivir con Dostoievski, Rimbaud, Baudelaire o Kafka.

  • Por favor, le ruego que no me suelte el listado completo de escritores maravillosamente complicados y geniales. Mi tío no era maravilloso, ni complicado, ni mucho menos genial.

  • ¡Eso es justamente lo fantástico de él! Eligió llevar una vida anónima y gris a sabiendas de su propia grandeza. Imagíneselo: un hombre corriente y austero llevando dentro un genio que lucha por sobrevivir tras un envase de gris modestia.

  • ¿Algo así como el genio de Aladino?

  • Le ruego que no sea tan sarcástico. El propio Pessoa subrayó está cuestión cuando decía aquello de:
    "¿De qué me sirve llamarme genio si soy ayudante de contabilidad? Cuando Cesário Verde hizo que le dijeran al médico qué era, no el señor Verde, empleado de comercio, sino el poeta Cesário Verde, se valió de uno de esos verbalismos del orgullo inútil que exudan el olor de la vanidad. Lo que siempre fue, pobrecillo, fue el señor Verde, empleado de comercio. El poeta nació después de su muerte, porque fue después de su muerte cuando nació la estimación por el poeta"
    Yo voy hacer que su tío nazca, es decir renazca, como el gran escritor digno de la admiración de todos.

  • Demasiada olla para tan poco caldo, aunque teniendo en cuenta que era director de una sucursal bancaria lo tiene un poco más fácil que el ayudante de contabilidad.

  • No logro entender esas reticencias a reconocer la brillantez de su tío. ¿Qué me tiene que decir de su obra magna "Paupérrimas pasiones pasivas"?

  • Un regalo.

  • ¿Un regalo?

  • Un regalo de su amigo, el célebre escritor, a cambio de algún que otro crédito con bajo interés. Aquel hombre era un tremendo derrochador, mi tío le salvó alguna vez del embargo y se le agradeció regalándole un manuscrito. Le decía: "a falta de dinero, te regaló un poco de fama. Otra cosa no te puedo dar"

  • ¿Y los relatos cortos, los artículos de prensa y demás publicaciones?

  • Muy fácil, el célebre escritor no pudo resistir la tentación de hablar con sus cofrades sobre la liberalidad monetaria de mi tío y a éste le había gustado la cosa del intercambio. Basta con atar cabos.
    Siento chafarle la tesis.

  • ¿Qué dice? Ahora es cuando se pone más interesante.
    Un autor sin obra.
    Un escritor sin textos.
    ¡Nadie podrá llegar tan lejos!

08 octubre 2008

Mis exquisitos malvados




30 septiembre 2008

Despechado y en la batalla, again


Aunque aquel día quebraron tres bancos, siete constructoras y nueve agencias inmobiliarias, la sorprendente noticia del momento fue la misteriosa desaparición de la famosa imagen del Che Guevara en los soportes gráficos del mundo entero.
En Mombasa, en Belo Horizonte, en Mussoorie, en Calatayud, en Malakal, en Bundas, en Medicine Bow, también claro está en Santa Clara y en todo el resto de lugares donde la foto de Korda estaba expuesta o escondida -incluyendo revistas, diarios e Internet- apareció una nota manuscrita en castellano, con letra semejante a la del Comandante, que decía lo siguiente:
Sois unos pelotudos de mierda que no me guardáis el debido respeto. Me eliminasteis de vuestras vidas y los que no habéis largado mis afiches directamente a la basura, hacéis que tengan que convivir con ratas, ratoncitos, chinches, cucarachas, carcoma y toda clase de fauna microscópica en inmundos desvanes, bibliotecas decrépitas, sótanos anegados y trastiendas polvorientas. Vuestra actitud es manifiestamente irresponsable, sabiendo como sabéis que soy asmático.
Además estoy muy atufado de que sólo los imperialistas se acuerden de mí. Es bárbaro que los gringos y sus lacayos de España me hagan el homenaje que me merezco, mientras los cubanos miran hacía otro lado; aunque también me amola que el tipo que me interpreta sea un puertorriqueño gordo y con papada haciendo poses a lo Brando y soltando discursos del catecismo marxista-leninista como una cotorra.
Me merezco algo más, carajo.
¿De que ha servido mi glorificación durante más de cuarenta años?
Ahora casi me parezco a Nuestra Señora de Luján o a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre y no a un auténtico revolucionario de pelo en pecho y traje verde oliva.
Tendría muchas cosas más que deciros, pero siento que son innecesarias. Las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera y no vale la pena seguir emborronando esta cuartilla. Sólo quiero que sepáis que he decidido abandonar estas mazmorras gráficas que me han esclavizado durante tantos años y volver a la guerrilla.
Quedáis avisados.
Hasta la victoria siempre.
¡Patria o Muerte! "